A pesar de las preocupaciones sobre el mercado laboral y la inflación, los estadounidenses muestran la intención de escapar de la rutina.
Redacción Negocios Now
Según los datos recientes de la encuesta del Conference Board, en agosto, casi la mitad de los consumidores estadounidenses tenían en mente un viaje en los próximos seis meses, marcando el porcentaje más alto del año. Sorprendentemente, cerca de uno de cada cinco de ellos tiene la mirada puesta en destinos internacionales, un récord que se remonta a los años 70.
La demanda de aventuras internacionales ha vuelto a renacer a medida que los estadounidenses aprovechan la apertura de las fronteras, la fortaleza del dólar y tarifas aéreas más asequibles en los últimos meses. Esta tendencia está incentivando a las aerolíneas a aumentar sus servicios y abrir nuevas rutas, contribuyendo al aumento histórico del gasto de los viajeros estadounidenses en el extranjero a principios de este año.
Los planes de vacaciones reflejan la continua sed de experiencias por parte de los estadounidenses en un mundo que se recupera de la pandemia. A pesar de una disminución general de la confianza del consumidor en agosto debido al aumento de la inflación y las expectativas de tasas de interés, muchos hogares siguen sintiéndose impulsados por el saludable mercado laboral y sus ahorros acumulados.
La sostenibilidad de este gasto elevado es incierta
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la sostenibilidad de este gasto elevado es incierta. A medida que los consumidores agotan sus ahorros, ya se están apoyando en tarjetas de crédito, lo que ha llevado a los minoristas a emitir advertencias. Además, se espera que los precios de los boletos de avión internacionales se mantengan elevados, lo que podría actuar como un freno al gasto adicional.
De esta manera, según los datos disponibles, los consumidores están desplazando su gasto hacia experiencias, que son más fáciles de financiar con tarjetas de crédito. Esperamos que el gasto del consumidor pierda fuerza en el futuro debido a la disminución de la confianza en la disponibilidad de empleo e ingresos futuros.