“Abrí mi negocio con tanto amor, que cuando entran los clientes lo sienten”

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Iniciar un negocio en plena pandemia de Covid-19 se convirtió en un reto que pocos emprendedores pensaron enfrentar, y menos si carecían de financiamiento, de socios, y de experiencia en el sector. Pero para Luz M. Marriaga, la ilusión de abrir su propia cafetería fue más fuerte que el riesgo de perder.

El 25 de julio de 2020, en plena crisis sanitaria, la joven empresaria abrió MeLatte Coffee Shop y empezó un camino tan próspero en el barrio de Logan Square que a un año, y pese a la persistencia del virus, sigue creciendo.

La situación no era favorable, estaba sola y sin dinero. Meses antes había comenzado con su plan buscando información sobre cómo abrir un café, y comprando cosas como herramientas, adornos y suministros que guardaba en su estacionamiento.

“Llegó la pandemia y para empezar me dije que dejaría todo en manos de Dios, que él abriera las puertas que necesitara”, contó a Negocios Now la empresaria de origen hondureño, quien emigró a Estados Unidos a los 22 años con el sueño de emprender un negocio.

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El nombre de su empresa MeLatte Coffee Shop surgió de manera casi espontánea, “tiene que ver con una expresión usada por los latinos, me late, que en inglés obtiene sentido asociada a un tipo de café. Me gustó, realmente me late”, comentó.

Antes de abrir el café, Marriaga tenía una experiencia de 12 años al frente de su salón de belleza, el que cerró en 2012 para emplearse como cuidadora de niños. Fue en un viaje a Honduras cuando visitó a sus tíos, dos maestros retirados, y se enteró que en su finca sembraban café que vendían con marca propia.

“Comencé a traer a Estados Unidos un máximo de 50 libras para regalar y vender entre mis amigos sin ninguna intención oculta. Fue hace tres años cuando pensé en abrir el negocio de café, la idea fue como una chispa que me llegó a la mente, y desde entonces comencé a madurar el plan”, agregó.

En enero ya tenía el local, pero pasaron siete meses sin presupuesto, trabajando de niñera, y limitada en sus gastos. “Decidí abrir pese a la pandemia, por supuesto que en mi mente pasó la idea de que ese podría ser el peor momento para abrir o tal vez el mejor, pero no dudé”, relató.

Para su propósito no logró ayuda financiera de los programas federales, destinada al apoyo a negocios establecidos y en crisis por la pandemia, pero no a nuevas empresas, explicó. Lo que sí encontró a su paso fue asesoría y muchos consejos.

En su éxito participa un joven inmigrante que conoció vendiendo empañadas en la lavandería. Se trata de un mexicano que prepara pastes, un alimento tradicional del estado de Hidalgo, similar a una empanada de carne picada, que ahora solo surte en MeLatte Coffee Shop donde tiene una gran demanda.

Pero Marriaga no sabía lo principal, preparar café: “hasta sufría de pesadillas porque le tenía miedo a la máquina de expreso”, por lo que contrató a dos jóvenes baristas, recordó. El primer día fue tan enorme el éxito “con bandejas de pastes agotadas y mucho café” que se sentó a llorar de la emoción y cansancio.

Hoy cuenta con un equipo de cuatro jóvenes que preparan café, y su distribuidor de pastes. En diciembre comenzó con la venta de crepas que ella hace, planea vender pan relleno de huevo y chorizo, y está capacitándose como barista. “Ya no le tengo temor a la máquina. Voy para adelante, venga lo que venga estaré positiva”, advirtió.

Desde su apertura, MeLatte Coffee Shop, ubicado en 3304W Fullerton, no ha registrado disminución de usuarios. “Abrí con tanto amor el lugar, que cuando entran los clientes lo sienten. A la gente les encanta, porque el lugar es colorido y siempre hay exhibiciones de artistas locales”, dijo.

Luz M no siente temor ante el regreso de las restricciones por el brote del coronavirus. Asegura que su café ha funcionado respetando las reglas COVID-19, y las volverá a establecer sin miedo, ya que se encuentra en un área de la ciudad donde hay comprensión y respuesta de sus clientes.

Un negocio para ser atractivo debe contar siempre con amabilidad y sonrisas, advirtió. “Soy una mujer feliz, mi negocio funciona muy bien, tengo clientes que nunca han faltado desde que abrí, buenos precios en el café (de especialidad), así como en los pastes y crepas, concluyó.

Flavia Rodríguez/Negocios Now