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KinectAir: el avión privado estilo Uber ya es un hecho

A partir de este mes de diciembre, el Uber de la aviación, KinectAir, ofrecerá reservas de vuelos privados en Estados Unidos.
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Redacción Negocios Now

A partir de este mes de diciembre, el Uber de la aviación, KinectAir, ofrecerá reservas de vuelos privados en Estados Unidos, comenzando por el precio de $111 dólares, de acuerdo con un reporte de CNN Travel.

Katie Buss, codirectora ejecutiva de la empresa y expiloto del Ejército estadounidense, dijo que «la gente piensa que [la aviación privada] es sólo para los Bill Gates y Elon Musk del mundo», cosa que, definitivamente, no es así.

Con respecto al servicio de KinectAir, reconoció que «no es barato, pero es más accesible de lo que la mayoría de la gente piensa. En lugar de simplemente ir a Delta, queremos que la gente vea cómo sería volar en privado», lo que es una experiencia totalmente distinta.

Citada por la misma fuente, Buss puntualizó que «la compañía quiere revolucionar el mercado de vuelos privados de la misma manera que lo hizo Uber con los taxis y Airbnb con la industria hotelera».

El codirector ejecutivo de KinectAir, Ben Howard, por su parte, apuntó que el sitio web utiliza software respaldado por inteligencia artificial para rastrear operadores de aviones privados a fin de «darles [a los clientes] una mejor oportunidad de organizar el viaje que realmente desean».

De acuerdo con el reporte de CNN, para mantener los precios bajos, este novedoso servicio está trabajando con aviones turbohélice y motores de pistón, que, aunque vuelan a menor velocidad, son más baratos de manejar que un avión normal.

Los vuelos de reposicionamiento de “tramos vacíos”, es decir, aquellos que no tienen pasajeros confirmados para la vuelta (empty legs), constituyen el otro factor que abarata este tipo de traslado aéreo privado.

KinectAir afirma que sus ofertas de “trayectos vacíos” tienen un descuento de hasta el 75 % del precio normal de un avión privado y que la mayoría de las disponibilidades son para reservas con poca antelación, esto es, un lapso de 72 horas.

«En muchos casos, [en la aviación tradicional], los vuelos de última hora son más caros por asiento que los comerciales, sin contar los billetes de primera clase. En nuestro caso, subrayó Howard, hay que llenar el avión al máximo, por tanto, si una familia de cuatro personas vuela en el último momento, esta es una muy buena opción».