Redacción Negocios Now
A medida que el país se prepara para la ceremonia de investidura presidencial del 47º presidente, Donald Trump, las medidas de seguridad permanecen firmes alrededor del Capitolio y el National Mall. Sin embargo, los planes iniciales para albergar a unos 250,000 asistentes han sido drásticamente ajustados debido a las bajas temperaturas pronosticadas para hoy.
En lugar de la tradicional ceremonia al aire libre, Trump tomará juramento en la Rotonda del Capitolio, con capacidad para apenas 600 personas, mientras que el desfile inaugural tendrá lugar cerca del Capital One Arena, que tiene espacio para unas 20,000 personas.
Cambio de escenario con desafíos logísticos
El anuncio del cambio de sede, realizado el viernes, supuso un desafío logístico para las fuerzas de seguridad, que llevaban un año planificando el evento bajo un formato diferente. Según Matt McCool, portavoz del Servicio Secreto citado por la Voz de América (VOA), los recursos se redistribuirán de manera estratégica para mantener la seguridad.
“No hemos eliminado nada de nuestro plan original”, aseguró McCool, subrayando la confianza en los preparativos conjuntos entre agencias de seguridad locales y federales.
Expectativas y riesgos
Con solo un pequeño número de invitados autorizados a ingresar a los recintos seleccionados, la preocupación radica en cómo manejar a una fracción significativa de los 250,000 asistentes originalmente previstos. La jefa de la Policía Metropolitana de Washington, Pamela Smith, señaló que su equipo, reforzado por 4,000 agentes adicionales, está listo para ajustar su despliegue según sea necesario.
“Los oficiales se posicionarán estratégicamente en puntos clave de la ciudad”, afirmó Smith, añadiendo que parte de las fuerzas seguirán cubriendo la ruta inicial del desfile para manejar cualquier intento de observar el paso de la caravana presidencial.
Seguridad reforzada
El contingente de seguridad, que incluye al Servicio Secreto, el FBI, la Policía del Capitolio y más de 7,800 miembros de la Guardia Nacional, será coordinado desde un centro de mando equipado con una red ampliada de cámaras. Las medidas incluyen equipos tácticos, barreras de hormigón y controles en múltiples puntos de la ciudad.
Incluso antes de los cambios por el clima, las autoridades ya consideraban esta toma de posesión como un evento de “mayor riesgo”, con énfasis en prevenir acciones de actores solitarios. Según Tom Manger, jefe de la Policía del Capitolio, esta amenaza sigue siendo la principal razón detrás del estado de máxima alerta.
Con ajustes significativos en marcha, la ceremonia reflejará no solo la solemnidad del momento, sino también la capacidad de adaptación ante circunstancias inesperadas.