Redacción Negocios Now
Olvídate de las cremas con retinol, inyecciones periódicas de bótox o cirugías: la mejor forma de combatir el envejecimiento prematuro es fácil, sencilla y divertida, pues sólo consiste en viajar, de acuerdo con un reciente estudio realizado en Australia.
“Viajar podría ser beneficioso para la salud y ralentizar los signos del envejecimiento”, indica la investigación publicada en Journal of Travel Research, realizada por Fangli Hu, candidata a doctorado en la Universidad Edith Cowan.
Todo viaje incluye actividades recreativas, las cuales ayudan a aliviar el estrés crónico, disminuir la sobreactivación del sistema inmunológico y mejorar el funcionamiento normal del sistema de autodefensa, destaca el análisis.
“Participar en actividades recreativas libera tensión y fatiga en músculos y articulaciones, lo que contribuye a mantener el equilibrio metabólico del cuerpo y aumenta la efectividad del sistema de protección contra el desgaste. Los órganos y tejidos pueden así permanecer en un estado de baja entropía”, dice.
Viajar también suele involucrar actividades físicas, como senderismo, escalada, caminatas y ciclismo. “El esfuerzo físico puede estimular el metabolismo, el gasto energético y la transformación de materiales, que son de ayuda para coordinar los sistemas auto-organizados”, precisa Hu.
El ejercicio físico durante los viajes también puede mejorar la circulación sanguínea, acelerar el transporte de nutrientes y facilitar la eliminación de desechos, lo que colectivamente mantiene un sistema de autocuración activo, detalla el estudio.
“El envejecimiento, como proceso, es irreversible”, advierte. “Pero aunque no se puede detener, se puede ralentizar. El turismo no es solo ocio y recreación. También podría contribuir a la salud física y mental de las personas”, concluye la investigación.
No obstante, Hu señala que, si bien una experiencia de viaje positiva puede mejorar la salud, una experiencia negativa podría comprometerla. La autora de la investigación menciona desde accidentes hasta la contribución que hizo el turismo a la propagación del COVID-19.
“Los turistas podrían enfrentarse a desafíos, incluidos enfermedades infecciosas, accidentes, lesiones, violencia, problemas de seguridad en el agua y alimentos, así como preocupaciones relacionadas con un turismo inadecuado”, dice.
Aun así, destaca que procurarse frecuentemente una terapia de viaje “podría ser una intervención de salud revolucionaria”. Fangli Hu ha publicado varios estudios relacionados con viajes y salud.