Redacción Negocios Now
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha confirmado la imposición de aranceles del 25 % sobre México y Canadá, y del 10 % sobre China, en una medida que, según la Casa Blanca, responde a la crisis del fentanilo y la migración ilegal. Esta decisión, que entra en vigor este primero de febrero, ha generado preocupación en los mercados y tensiones con los principales socios comerciales de EE.UU.
Sin margen de negociación
Desde hace semanas, Trump había amenazado con aplicar estos aranceles y, pese a las negociaciones de última hora, confirmó que no habrá retrasos ni excepciones. “No, no en este momento”, respondió el presidente cuando se le preguntó si México, Canadá o China podrían hacer algo para evitar los gravámenes.
En una conferencia de prensa, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, reafirmó que esta medida es una “promesa cumplida” por parte del presidente. Además, adelantó que nuevos aranceles sobre productos europeos, acero, aluminio, cobre, fármacos y semiconductores están en camino.
Impacto en la economía
El anuncio de los aranceles ha generado volatilidad en los mercados financieros. Las monedas de Canadá y México se debilitaron, los rendimientos de los bonos del Tesoro subieron y la Bolsa de Nueva York cerró con pérdidas.
En respuesta, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, advirtió que su país tomará represalias: “No es lo que queremos, pero si él avanza con esto, también actuaremos”. Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, aseguró que su Gobierno tiene un plan de contingencia y buscará siempre la vía diplomática.
China, que ya ha sido blanco de aranceles en el pasado, no ha emitido una respuesta directa, pero el viceprimer ministro Ding Xuexiang enfatizó en el Foro Económico Mundial de Davos que su país apuesta por soluciones de beneficio mutuo y advirtió contra el proteccionismo.
¿Qué significa esto para los estadounidenses?
Los aranceles son impuestos a las importaciones, lo que hace que los productos extranjeros sean más costosos. Aunque la intención es incentivar la compra de productos nacionales, en la práctica esto suele traducirse en aumentos de precios para los consumidores.
Expertos del Instituto Peterson de Economía Internacional estiman que estos aranceles podrían costar a los hogares estadounidenses más de 2,600 dólares al año debido al encarecimiento de productos importados como ropa, juguetes, tecnología e incluso alimentos, como el aguacate.
Además, la medida podría afectar la importación de petróleo desde Canadá y México, lo que pondría en riesgo la promesa de Trump de reducir el costo de vida.
¿Una apuesta arriesgada?
Trump ha defendido el uso de aranceles como una herramienta para negociar acuerdos más favorables para EE.UU. y presionar a otros países en temas de seguridad. Sin embargo, economistas advierten que esta estrategia podría generar inflación, ralentizar el crecimiento económico y provocar represalias comerciales.
A diferencia de los aranceles de su primer mandato, que afectaron 380 mil millones de dólares en bienes extranjeros, estas nuevas tarifas impactarán aproximadamente 1.4 billones de dólares en importaciones, lo que las convierte en una de las medidas comerciales más agresivas de la historia reciente.
El director ejecutivo de JPMorgan, Jamie Dimon, ha reconocido que estos aranceles pueden generar inflación, pero argumenta que el riesgo vale la pena, si se abordan problemas de seguridad nacional.
¿Qué sigue?
Mientras la Casa Blanca asegura que estos aranceles son el primer paso de un plan más amplio, países como Canadá y México ya preparan contramedidas. Por ejemplo, delegaciones canadienses viajarán a Washington el 12 de febrero en un intento por mitigar el impacto de la medida.
Con la posibilidad de más aranceles en el horizonte, EE.UU. podría estar al borde de una nueva guerra comercial, cuyas consecuencias aún son inciertas para la economía global y los bolsillos de los estadounidenses.