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Rafael Marrero y  “La Salsa secreta del Tío Sam”

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Así se denomina el libro que el dueño de Marrero & Company lanzará este año en su afán de ayudar a empresarios latinos de todo el país a vender sus productos y servicios “al comprador más rico del mundo”, el gobierno de Estados Unidos.

Por Migdalis Pérez, Corresponsal en Miami

Miami.- Para Rafael Marrero, brindar un servicio de consultoría empresarial integral es una responsabilidad moral contraída desde que fundara, en 2008, su propia empresa, Rafael Marrero & Company, enfocada en asesorar a emprendedores sobre cómo conseguir contratos con el cliente más poderoso del mundo: el Gobierno Federal de los Estados Unidos.
  De ascendencia gallega, hijo de cubanos y nacido en suelo estadounidense, este reconocido empresario, avalado por una larga y fructífera carrera en el mundo ejecutivo, apuesta, sobre todo, por el latino que no depende del sistema y que prioriza la búsqueda de soluciones.
  Sobre la base de que “la comunidad hispana es la punta de lanza de la economía americana, nos hemos dedicado a trabajar con rigor. Cada año, trabajamos en el crecimiento de nuestros clientes como contratistas del Gobierno y los postulamos para premios, partiendo del resultado de trabajar directamente con nosotros”.
  Negocios liderados por minorías, veteranos y mujeres reciben capacitación por parte de Marrero y su equipo, en un proceso en el que “no se trata de filosofar, sino de aprender”. Por ejemplo, indica, mucha gente desconoce que el 23 por ciento de las compras del Gobierno se realizan a empresas pequeñas.
  De igual modo, subraya, la persona de a pie ignora que el Estado compra productos incluidos en 11 millones de categorías. “El Gobierno no produce nada; lo compra todo. Entonces se trata de apadrinar a los emprendedores, de enseñarles a navegar en el laberinto de la burocracia y los formularios, y de servirles de puente para que logren venderle al Gobierno”.
  Considerada por la revista Inc. como una de las 500 empresas privadas de mayor crecimiento en EE. UU., la compañía encabezada por Marrero también enseña a sus clientes a establecer confianza con los compradores [gubernamentales] a fin de que estos adquieran sus productos o servicios.
  “Todo lo que el Gobierno usa para su gestión son productos y servicios provistos por el sector privado: desde servicios de consejería y limpieza hasta la fabricación de paneles solares. Incluso, los muebles [de las entidades gubernamentales] son fabricados por clientes nuestros”.
  Marrero señala que entre las empresas que ha apadrinado también se encuentran “imprentas que imprimen materiales pedagógicos para el Departamento de Educación, compañías que realizan trabajos de fibra óptica y empresas de torres de celulares que hacen que las torres del Gobierno funcionen”.
  Para el empresario, “no se trata de hablar, sino de obtener resultados”. Ejemplifica con la compañía Miguel López Jr. Inc., que lleva 30 años funcionando. Resulta que esta empresa ha crecido más en los dos últimos años como contratista que en los 28 años anteriores. “Ellos son nuestro mayor orgullo porque les hemos ayudado a crecer. Han pasado de ser una compañía de siete millones al año a 23 millones anualmente”.
  Según Marrero, el caso de esa empresa no es una excepción: es una norma estadística. “Esto es para que el hispano de a pie sepa que puede tratarse de una empresa pequeña, con menos de 100 empleados y, aun así, obtener un gran éxito en la contratación federal”.
  Pero llegar a este punto requiere de un riguroso proceso de aprendizaje. “Para empezar a emprender con el Gobierno, lo primero que recomiendo es tomar nuestro entrenamiento y nuestro curso de capacitación. Esos recursos de adiestramiento son determinantes para hacer una exhaustiva evaluación del estado de la empresa de cara a su incursión en el mundo federal.
  “Partiendo de eso, desarrollamos un plan de negocio y hacemos un análisis de fuerzas, oportunidades, debilidades y amenazas.   Ese proceso inicial, entre los talleres, la inscripción y el marketing, dura unos 90 días aproximadamente”.
  Según el ejecutivo, “no se puede improvisar cuando se lidia con el Gobierno Federal, que gasta 500 millones de dólares por hora”. En este caso, sostiene, “tampoco se trata de a quién conoces, sino de quién te conoce a ti. Por eso es tan importante el marketing federal”.
  El empresario revela que la mercadotecnia gubernamental es totalmente opuesta a la tradicional, pues es más rigurosa y se basa en códigos industriales, y de clasificación de productos y servicios. “El que no conoce ese argot, no puede degustar la salsa del tío Sam”.
Hablando de este símbolo nacional estadounidense, Marrero adelanta que en octubre venidero lanzará el libro La salsa secreta del tío Sam. “Se trata de ingredientes y recetas para el emprendimiento empresarial. Como la información es poder, deseo facilitarles a nuestros inmigrantes una guía práctica sobre cómo negociar con el cliente más rico del mundo”.
Pareciera imposible, pero obtener contratos federales es totalmente viable. Así lo ha demostrado Rafael Marrero & Company, cuya misión está orientada a potenciar el emprendimiento de los latinos sin distinción alguna. “La imagen que me gustaría fomentar del hispano, concluye, no es la del que viene a este país pidiendo dádivas, sino la del que llega estableciendo pautas como persona creativa”.