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Radiografía del desaparecido Departamento de Educación 

Antes de emitir la orden ejecutiva para su desaparición, se eliminaron 2,000 empleos y se cancelaron múltiples contratos de investigación.
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Redacción Negocios Now

Serán millones de familias estadounidenses las afectadas con la desaparición del Departamento de Educación, principal vía de ayuda federal a las escuelas primarias y secundarias públicas y un importante prestamista para estudiantes universitarios, asegura un análisis de The Pew Research Center.

Antes de emitir la orden ejecutiva para su desaparición, el presidente Trump solicitó a su secretaria de Educación, Linda McMahon, que preparara el departamento para su cierre, por lo que se eliminaron 2,000 empleos, casi la mitad de su plantilla, y se cancelaron múltiples contratos de investigación, recuerda.

La decisión de disolver este departamento requiere autorización del Congreso, como ha sucedido con varias disposiciones de Trump, algo que no le importa al mandatario cuando emite una orden. En los hechos, la reducción de sus 4,209 trabajadores, el 0.2% del empleo federal, es ya un inicio de su disolución, dice.

En el año fiscal 2024, el costo neto de las operaciones del departamento fue de $218,4 mil millones de dólares, mientras que los desembolsos netos $267,9 mmdd, cifra que representa cerca del 3.9% del total de los desembolsos federales, según datos de la Oficina de Administración y Presupuesto.

El departamento es la mayor fuente de préstamos para instituciones y estudiantes universitarios, por lo que, además de su bajo personal, compensa sus costos con el pago de esos  préstamos y otros ingresos. También hace cumplir las leyes de derechos civiles e igualdad de acceso en materia de educación.

La mayor parte de su trabajo es distribuir subvenciones para: ayudar a las escuelas públicas (K-12) en la atención de estudiantes desfavorecidos; asistir a universitarios de bajos y medianos ingresos; financiar programas diversos y la investigación educativa.

El gasto en subvenciones en 2024 ascendió a $150,3 mmdd destinados a escuelas primarias y secundarias, distritos, agencias y otras instituciones, no a individuos. Ese financiamiento llegó a planteles con un gran número de estudiantes pobres, abandonados, delincuentes y otros con “desventajas educativas”.

Los programas de subvenciones incluyeron: educación especial para estudiantes con discapacidades; iniciativas de mejora escolar; servicios de rehabilitación para adultos; educación profesional; así como recuperación de la pandemia de escuelas y estudiantes, puntualiza el análisis de UI.

El departamento también otorgó $260 millones el año pasado a través de su división de investigación, el Instituto de Ciencias de la Educación, al cual recientemente la administración Trump canceló $900 millones de dólares en contratos, algunos de ellos abarcaban varios años.

En cuanto a la educación superior, en el año fiscal 2024 el departamento otorgó subvenciones por casi $33 mmdd en forma de becas basadas en la necesidad. Cerca de 10 millones de estudiantes universitarios se beneficiaron al año con algún tipo de ayuda federal, ya sean becas o préstamos.

El análisis de Pew destaca que los estados y sistemas escolares son los que más dependen de la ayuda federal para las escuelas primarias y secundarias, lo que varía de un lugar a otro. Por ejemplo, las escuelas de Mississippi obtienen colectivamente el 23.3% de su financiación federal, pero Nueva York solo el 7.2%.

Casi la mitad de la financiación escolar de Detroit, 48.6%, proviene del gobierno federal, la proporción más alta entre los 100 sistemas escolares más grandes del país. El condado de Shelby, Tennessee, que incluye a Memphis, es el segundo lugar con un 28.5%, mientras que Loudoun, Virginia recibe solo 5%.

Si bien el número de beneficiarios de becas ha disminuido con el tiempo, el monto total de las mismas aumentó en el año fiscal 2024, cuando cerca de 6,3 millones de estudiantes recibieron $33.900 mdd en becas. En ese mismo periodo se otorgó $1.1 mmdd a casi 600,000 universitarios que estudian y trabajan.

El análisis afirma que la agencia también es el mayor prestamista individual para estudiantes universitarios, que opera más como banco que como agencia gubernamental. En 2024, disminuyó el número de prestatarios y el monto total prestado, el departamento prestó $85,8 mmdd a 6,7 millones de personas.

El departamento obtiene fondos del Tesoro para otorgar préstamos y los devuelve a medida que los prestatarios los reembolsan. A la fecha, una cantidad récord de prestatarios universitarios del país adeuda $1,47 billones de dólares al Departamento de Educación.

Cerca de una quinta parte de la deuda de préstamos estudiantiles  está atrasada o sin pagar. De los $1,47 bdd que se adeudan, $189.2 mmdd, 12.8%, están en mora, entre 31 y 360 días de atraso en sus pagos. Otros, $98 mmdd, 6.7%, en mora y 52.7% en proceso de aplazamientos.

Al final del año fiscal 2024, la cartera de préstamos estudiantiles directos del departamento ascendía a $1,47 billones de dólares $1,37 billones en capital y $104,400 millones en intereses devengados, adeudados por 38,2 millones de clientes, agrega el análisis del PRC.

El departamento no es una entidad con ánimo de lucro, y cuenta, hasta la fecha “con varios programas que permiten a los prestatarios obtener la condonación de parte de su deuda de préstamos estudiantiles. En el año fiscal 2024, por ejemplo, canceló $59,8 mil millones en capital e intereses”, explica.

El Departamento de Educación enfrenta desde su creación, en 1979,  peticiones de eliminación por parte de los conservadores, quienes argumentan que la agencia otorga al gobierno federal demasiada influencia sobre lo que debería ser un asunto estatal y local, refiere Pew.