Redacción Negocios Now
En Chicago, decenas de miles de personas marcharon este 18 de octubre como parte del llamado día nacional de protestas “No Kings” contra el presidente Donald Trump y sus políticas.
La movilización comenzó al mediodía en el centro de la ciudad con un acto en Grant Park, donde el alcalde Brandon Johnson pidió a los asistentes abandonar el miedo ante lo que calificó como una ofensiva autoritaria: “No nos doblaremos, no nos arrodillaremos, no nos someteremos”, afirmó.
Los manifestantes portaron pancartas como “Hands off our democracy”, “¡ICE fuera!” y ondearon banderas mexicanas en un gesto de solidaridad con la comunidad inmigrante.
Epicentro de las operaciones migratorias federales encabezadas por agentes del Immigration and Customs Enforcement (ICE) en su ofensiva “Operation Midway Blitz”, Chicago fue así escenario de una de las concentraciones más grandes de la jornada. Pero la movilización se extendió mucho más allá de Illinois.
En Nueva York, más de 100 000 personas se congregaron en distintos puntos de los cinco distritos de la ciudad, muchas sin que se reportaran detenidos, mientras que en Washington D.C. se estimaron cerca de 200 000 manifestantes ante el Capitolio.
Otras urbes como Los Ángeles, San Francisco, Portland y Atlanta también se llenaron de actividad: se reportaron más de 2 700 eventos en todos los estados del país. Los participantes denunciaron el uso de fuerzas federales en las ciudades, las deportaciones aceleradas, lo que perciben como erosión de libertades civiles y un acercamiento del poder hacia lo que califican de monárquico, con eslóganes como “No Kings. No Thrones. No Crowns.”.
Los manifestantes combinaron el tono festivo con el mensaje serio: algunos caminaron disfrazados de payasos, unicornios o dragones, otros formaron banners humanos gigantes en playas de San Francisco o en los bulevares de Portland, donde incluso se desplegaron formaciones aéreas con drones.
Organizaciones como Indivisible Project destacaron su compromiso con la acción no violenta y aseguraron haber capacitado a decenas de miles de personas en técnicas de desescalada ante la creciente polarización política. Por su parte, los líderes republicanos que apoyan a Trump calificaron las protestas de “anti-estadounidenses” y “organizadas por radicales”.
El trasfondo de la protesta se sitúa en la creciente tensión entre el poder ejecutivo de Trump y una oposición que acusa al presidente de querer consolidar un poder que trasciende la línea democrática.
La movilización de agentes federales en ciudades como Chicago y los anuncios de futuras ampliaciones del cuerpo de la Guardia Nacional para tareas domésticas han sido interpretados por muchos como señales de un cambio de paradigma en la gobernanza estadounidense.
La jornada del 18 de octubre marca uno de los días de mayor movilización ciudadana en la historia reciente de EE.UU. —Al concluir la marcha, muchos se preguntaban si la presión social podría cambiar el rumbo de la administración Trump, o si será la política del mandatario la que reaccione con más dureza ante un desafío de tal magnitud.