Redacción Negocios Now
Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China han dejado a miles de productores atrapados en un conflicto que amenaza su sustento.
Según la American Soybean Association (ASA), los precios del grano han caído cerca del 40 % desde que Pekín respondió con aranceles a las medidas de Washington.
La caída en las exportaciones ha sido abrupta. Hasta hace un año, China compraba la mitad de los 24,500 millones de dólares que Estados Unidos exportaba en soya; hoy, esas ventas se han reducido a menos de la mitad.
El impacto no se limita a los campos: talleres mecánicos, transportistas rurales y tiendas agrícolas también sufren las consecuencias de una economía agrícola que se enfría rápidamente.
Aunque la Administración Trump ha prometido ayuda económica para mitigar las pérdidas, los productores dicen que aún no hay claridad sobre montos ni fechas. Para muchos, las compensaciones no bastan. “Agradezco el intento, pero lo que necesitamos es estabilidad, no parches”, dijo Jim Hutchinson, productor en Maryland, a Al Día News. “Somos agricultores de largo plazo; no podemos planificar con incertidumbre constante”, puntualizó.
En el corazón agrícola del país, los silos están llenos y los compradores escasean. Los productores que antes enviaban toneladas a los puertos del oeste ahora almacenan su cosecha sin saber a quién vender.
“Cerca del 40 % de nuestra producción se venderá, con suerte, al costo”, señaló a la misma fuente el agricultor David Burrier. En su opinión, “este año va a ser durísimo”.
El desánimo se extiende también al ámbito político. En muchos pueblos rurales —donde el apoyo a Trump sigue siendo alto— comienza a surgir frustración. Agricultores que votaron por él esperando políticas favorables ahora enfrentan mercados cerrados y márgenes cada vez más estrechos.
“El discurso de America First terminó aislando a quienes más dependen del comercio global”, subrayó Chad Hart, economista agrícola de la Universidad Estatal de Iowa. Según sus datos, las quiebras agrícolas aumentaron un 50 % en el último año, principalmente entre pequeños y medianos productores.
Lo peor es que la incertidumbre aumenta con cada nueva amenaza arancelaria. Trump ha insinuado un recargo del 100 % sobre las importaciones chinas y la posible cancelación de su reunión con el presidente Xi Jinping, lo que alimenta el temor de una escalada sin salida.