Por Migdalis Pérez
Por las calles de Chicago, muy lejos de los campos de agave mexicanos, una botella de tequila empieza a contar una historia distinta. Lizbeth Ramírez, nacida en Guadalajara y residente en “la ciudad de los vientos” desde los ocho años, ha puesto en marcha una revolución en el competitivo mercado tequilero con su marca Tequila Poderrosa.
Una bebida, muchos desafíos
La empresaria reconoce que el principal desafío de su emprendimiento tiene que ver con que el tequila se asocia mayormente a los hombres. “Realmente, somos muy pocas las [mujeres] que hemos entrado en este mercado. Y lo más difícil es que se abran las puertas; que la gente crea en el producto, en la marca y, más que nada, en la historia”.
Sin inversionistas, ni patrocinadores, Lizbeth decidió volver a sus raíces con un propósito claro, pero tuvo que financiar su proyecto con sus ahorros más el respaldo de familiares y amigos. Y por añadidura, igualmente tuvo que hacerle frente al desaliento de la gente, que le decía “que aquello era imposible hacerlo”.
“Pero lo hice sola, enfatiza. Ya es un proyecto realizado. Ya están las botellas en físico. Ya creen en el proyecto. Creo que eso ha sido un gran desafío: que nadie crea en el proyecto que estás empujando hasta que ya es algo real”.
Un tequila con espíritu femenino
Bajo un nombre que fusiona fuerza y feminidad, “este tequila está dedicado a las mujeres, para empoderarlas; algo que he impulsado por muchos años trabajando en política”, afirma Lizbeth, no sin antes aclarar que lo de “Poderrosa” con doble “r” no es nada casual: “Viene siendo también powerful woman”, puntualiza.
Decidida a incursionar en una industria donde las féminas apenas tienen presencia, esta emprendedora cuenta que la idea de crear este negocio le llegó al ver a celebridades estadounidenses lanzar marcas de tequila con inspiración mexicana. «Yo me dije: “Si otras personas lo pueden hacer, ¿por qué yo no puedo hacerlo con mi propia cultura?”».
Dicho y hecho: viajó a Guadalajara con uno de sus hermanos en busca de una destilería comprometida con su visión. Allí encontró “a un señor que tiene muchos años en la industria” y que se identificó con su proyecto. Unido a eso, también se informó en destilerías, y se hizo catadora de tequila de mezcal, sotol y raicilla”, entre otros.
Una bebida de calidad premium
Tal como afirma Lizbeth, su bebida es un producto de calidad. “Es un tequila premium, y no porque lo diga yo: lo dice mucha gente que lo ha probado. Este no es un producto de una marca china, ni de una americana: es de una marca mexicana. Un producto auténtico”.
Un producto auténtico que, en tan solo un mes en el mercado, ya está disponible en varios puntos de venta de Chicago, como Moreno Liquor Store, 7-Eleven en UIC, una licorería en Des Plaines, y restaurantes como Colores Mexicanos, Tzuco y Ummo. Además, muy pronto estará en La Luna, en Plaza, y en una gala con celebridades en Nueva York.
Con los pies en dos mundos
Lizbeth combina su nueva aventura con ZERIMAR Strategies, una firma de consultoría política y relaciones de Gobierno creada hace cuatro años. “Esa otra empresa me está ayudando a que la de tequila crezca un poquito más rápido, porque la infraestructura ya está y el aprendizaje de emprendedora, también”.
Aunque no descarta buscar inversionistas en el futuro para Tequila Poderrosa, sostiene que prefiere avanzar tal como va, de momento. “Todo lo que es bueno lleva su tiempo, entonces, vamos paso a paso”, enfatiza.
Al despedirse, la originaria de “la tierra del tequila” reflexiona sobre su filosofía emprendedora: “Entre más grande es el desafío, más grande es la recompensa. Yo ya lo logré; ahora se trata de que crezca. Y es muy padre hacerlo”.