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Pequeñas empresas dan señales de enfriamiento económico

Para miles de pequeños negocios, la desaceleración ya se vive en el día a día: menos clientes, menos horas de trabajo y más incertidumbre.
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Redacción Negocios Now

El índice de desempeño general de las empresas bajó a 52.4, frente al 53.6 registrado a finales de 2024. Aunque aún se encuentra por encima del umbral neutral de 50, la caída sugiere un ritmo económico más lento. En paralelo, los indicadores de empleo (47.3) y horas trabajadas (45.8) cayeron por debajo de 50, lo que implica que las empresas no están aumentando su plantilla, ni intensificando sus operaciones.

Según la más reciente edición de la Business Trends and Outlook Survey (BTOS), publicada por la Oficina del Censo, los datos recopilados revelan una tendencia preocupante en lo que va de 2025. Básicamente, la economía estadounidense empieza a mostrar signos claros de desaceleración, y no desde Wall Street, sino desde la base misma: las pequeñas y medianas empresas.

El único indicador que se mantiene en zona positiva es el de tiempos de entrega (52.4), lo cual refleja cierta estabilidad en las operaciones internas, a pesar de un contexto de baja demanda. Entretanto, el índice de ingresos mostró una leve mejora, subiendo de 40.3 a 41.3, pero todavía permanece en terreno negativo.

La BTOS, una encuesta quincenal que recoge la percepción de miles de empresas en todo el país, se ha convertido en una herramienta clave para entender el pulso de la economía real. Muchas de estas pequeñas y medianas empresas están dirigidas por emprendedores de comunidades latinas, y emplean a una parte significativa de la fuerza laboral estadounidense. Lo que están reportando no son simples cifras: es la evidencia diaria de una economía que pierde impulso.

Este enfriamiento coincide con un contexto nacional e internacional de creciente incertidumbre. A nivel interno, las políticas fiscales y comerciales del Gobierno de Donald Trump, que incluyen una nueva oleada de aranceles, han generado inquietud entre los pequeños empresarios. La presión inflacionaria, la volatilidad del mercado y la incertidumbre en torno a las tasas de interés también han contribuido a un entorno menos favorable para el crecimiento.

A esto se suma una disminución del optimismo empresarial. Muchas pymes, lejos de prepararse para expandirse, están congelando nuevas contrataciones, reduciendo turnos laborales y postergando inversiones. Sectores como el comercio minorista, la hostelería, la logística y la manufactura ligera, que dependen en gran medida de la actividad local y del consumo interno, están entre los más afectados.

La BTOS también muestra que esta desaceleración no es un fenómeno puntual, sino una tendencia que se ha venido consolidando en los primeros meses del año. La caída constante de varios indicadores clave refleja una economía que se está moderando, con menos movimiento y una mayor precaución por parte de los empresarios.

Frente a estos datos, el debate sobre una posible recesión ya no parece una especulación lejana. Para miles de pequeños negocios en todo el país, la desaceleración ya se vive en el día a día: menos clientes, menos horas de trabajo y más incertidumbre. Aunque aún es pronto para afirmar que una recesión es inminente, las señales son claras y provienen del corazón mismo de la economía estadounidense.