En el cuarto día del cumplimiento de la orden del gobernador J.B. Pritzker de permanecer en casa, la vida cotidiana en la ciudad de Chicago mantiene amplios sectores económicos deprimidos, se definen áreas de trabajo de urgente demanda y se muestra la solidaridad de los residentes con su población de mayor riesgo ante la pandemia.

Las compras de pánico, provocadas desde la declaración de emergencia, lograron niveles de moderación con la instrucción de quedarse en casa a partir de las 5:00 p.m. del 21 de marzo al 7 de abril, y en su lugar se incrementó la demanda del servicio de entrega a domicilio que los negocios de abarrotes, comestibles y restaurantes aprovechan como su salvación, aunque padecen escasez de personal.

La orden de Pritzker, que tiene como objetivo detener el brote de coronavirus, sigue a los cierres de escuelas en todo el estado, las restricciones en el tamaño de las reuniones y suspensión del servicio en bares y restaurantes. Y aunque no está prohibido salir, ni se vive en toque de queda o con bloqueos de carreteras por fuerzas militares, las calles y tiendas abiertas permanecen vacías.

El “quédate en casa” implica que continúan operando solo negocios esenciales como tiendas de abarrotes, farmacias, consultorios médicos, hospitales y estaciones de gasolina. De igual forma, los componentes básicos que mantienen a una sociedad segura y estable, como la agricultura, prensa, veterinarias, plomerías, lavanderías, bancos, carreteras y tránsito, además de la valiosa y permanente presencia de los trabajadores de la salud, los socorristas, bomberos y policías.

En coordinación con las medidas estatales, la alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot ha garantizado que en la ciudad continúen funcionando el tratamiento de pacientes en los hospitales, los servicios esenciales de transporte terrestre y aéreo, así como la recolección de basura, pero las tiendas minoristas, gimnasios, salones, parques y bibliotecas se mantienen cerrados.

Es decir, que la vida de los residentes de Illinois no cambió drásticamente, porque cualquiera puede salir al supermercado, a cargar gasolina, a su cita médica o a pasear al perro. Sin embargo, la orden de quédate en casa es un acto de responsabilidad ciudadana por el bien de todos, y todas las empresas no esenciales deben parar, o si es posible trabajar desde casa.

Entre lo más destacado en estos días está el llamado que hizo el sábado el gobernador para reclutar médicos, enfermeras y asistentes de la salud retirados para sumarse a la lucha contra el COVID-19, cuando los casos de contagio del virus en Illinois rebasaron los 750. El corte al martes 24 indica 1, 535 personas con la enfermedad en 25 condados, y cinco personas muertas.

El estado proporciona guardería para los hijos de todos los trabajadores que son considerados esenciales, debido a que las escuelas continuarán cerradas hasta el 20 de abril, y aunque los estudiantes del estado no tienen clases, mantienen su derecho a recibir alimento en los planteles. También el gobernador dispuso detener los desalojos, y destinó recursos adicionales a organizaciones de todo el estado para atender a las personas sin hogar.

En medio de este encierro, destaca la actitud espontánea de los residentes de la ciudad que están haciendo buenas obras, como recolectar material de protección y desinfectantes para distribuir entre personas mayores, así como realizar la compra y entrega de la lista de supermercado y buscar donaciones para este sector de mayor riesgo de contagio.