Más de una cuarta parte de los 121 millones de hombres estadounidenses son padres biológicos de al menos un niño menor de 18 años. Su paternidad se clasifica en padres presentes, solos y ausentes, donde estos últimos tienen mucho en común, indica la Oficina del Censo.
Los dos extremos de la paternidad, que en apariencia se contraponen, son los padres que criar a sus hijos “solos” y los papás “ausentes” que tienen poco o nada que ver con la crianza de los hijos. Ambos no son tan diferentes como parecen, precisan los datos publicados.
De acuerdo con el censo estadounidense, los llamados “padres extremos” son más propensos que los padres promedio con niños pequeños a tener hijos con varias mujeres, a no casarse cuando los tienen y a depender de sus propios padres.
Las cifras indican que el grupo más grande de padres es de 34 millones de hombres que tienen al menos un hijo menor de 18 años, cuatro de cada cinco viven con alguno de esos niños, 79.8%, y casi las tres cuartas partes 72.6% con todos sus hijos.
Hay casi 2 millones de hombres que son padres solos de un menor, cifra que representa menos del 6% del total, que viven con ese hijo sin un cónyuge o pareja presente, y cerca de 7 millones, 20.2%, que son padres ausentes de todos sus hijos menores.
El censo encontró que el 30% tanto de padres solos como ausentes tienen en común que nunca se casaron, en comparación con el 14% del total de padres de menores, debido a la diversidad de formas en que se acercaron a la paternidad, explica el reporte.
También ambos grupos registran el doble de probabilidades que el total de vivir con al menos uno de sus padres: el 22% de los papás solos y el 24% de los ausentes, en comparación con el 10% del total.
Además, cerca del 25% de los padres solos y ausentes tuvieron hijos con más de una mujer, en comparación con el 16% de todos los padres de menores, y en promedio tienen menos probabilidades de contar con una educación universitaria o ser empleados.
Oros datos destacados de los extremos opuestos del espectro de la paternidad son que en la misma proporción pueden estar casados pero con un cónyugue que vive en otro lugar, tener menos hijos y mucho más probabilidades de divorciarse.