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La Villita es toda su vida

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Emeterio Gutiérrez

 

 

Si usted quiere acceder a una enciclopedia de La Villita, hable con Emeterio Gutiérrez, un libro de historia viva del barrio más mexicano del Medio Oeste.  Desde que llegó al vecindario el

3 de marzo de 1957 de la mano de su padre de igual nombre y su madre, María González, en busca de nuevos horizontes,  Gutiérrez narra con precisión fotográfica de lo que ha sido La Villita en las últimas décadas.

De fino olfato para los negocios, Emeterio vive con el ADN empresarial de una familia de alma emprendedora. Apenas pasaron cinco años de vivir en Chicago cuando sus padres abrieron el primer restaurante en el barrio, y Emeterio hijo,  con 16 años de edad, tomó nota del camino a seguir en su vida.

Trabajó por un tiempo en el restaurante familiar hasta que en 1966 se incorporó a la reserva (draft) del ejército, como muchos inmigrantes de entonces, junto con otros tres hermanos. Antonio, el mayor de ellos, se quedó ayudando la familia.

A su regreso del ejército, dos años después, cada uno de sus hermanos contrajo nupcias. Pocos años después, en 1972, abrió el primer restaurante Nuevo León en la calle 26, con una capacidad para 250 personas atraídos por los mariachis, una novedad en aquella época,  y ya para el 1977 era el restaurante más famoso del barrio.

Pero algo fatal ocurrió en 1981. El restaurante se quemó. No fue el fin del mundo. Porque esta familia parece ser de una estirpe que no se rinde ante las adversidades. Así que poco tiempo después nació Hacienda de los Gutiérrez, en la Trumbull y la 26. Luego vino el supermercado La Merced, administrado por su hija Laura. La historia volvió a golpear a la familia hace algunos años cuando el restaurante Nuevo León de la calle 18 fue devorado por el fuego, y los Gutiérrez abrieron Cantón Regio, en la misma arteria de Pilsen.

Desde su flamante restaurante Nuevo León de la 26, Emeterio recuerda con lujo de detalles cuando en 1972 llegaban “pueblos enteros” de inmigrantes mexicanos, de cuando abrió el restaurante La Justicia, Tropical Optical de los Arce, La Chiquita, el primero de los restaurantes Lalo’s, El Nopal Bakery, de su amigo Francisco Bonilla, y en medio de una anécdota habló de lo que significa La Villita para él. “Es toda mi vida”, dijo.