A National Award-Winning Publication

La pasión por la vida

Facebook
Twitter
LinkedIn

Manuel Martínez

 

 

Si alguien puede hablar con toda autoridad en La Villita de cuán frágil es la vida ese es Manuel Martínez, propietario de Martínez Funeral Home.

Por tres décadas su vida ha girado en torno al ritual funerario, preparando a los fallecidos, consolando a los familiares y ayudándolos a redireccionar sus vidas.

“Buscar armonía entre las personas en medio del dolor, es realmente lo más difícil”. Martínez habla de su oficio con naturalidad y casi diría que con amor.

Su trabajo sería más simple si la gente fuera previsiva. “Nunca sabes cuándo vas a morir; te agarra desprevenido”.

Martínez terminó en 1989 sus estudios de ciencias mortuorias, en Worshem College, Des Plaines. Por dos décadas trabajó en funerarias ajenas hasta que en 2009 sintió que reunía experiencia para abrir una propia.

En plena crisis inmobiliaria no fue fácil conseguir medio millón para comprar una funeraria en Pulaski Road]. “Los bancos no estaban prestando”.

Pero este hombre nacido en México y que emigró con sus padres a los cinco años, finalmente pudo empezar a cumplir su sueño americano. “Creo que ahorita lo estoy viviendo”.

Martínez Funeral Home atiende más de 200 fallecidos cada año, la mayoría latinos, de Chicago e Indiana. Cada vez los muertos son más jóvenes y han aumentado los casos por violencia y sobredosis.

Aunque el negocio funerario nunca muere también debe adaptarse. Manuel ve hacia adelante. “Quizás tenga que hacer más cosas a través de Internet y ofrecer servicios memoriales, videos, recordatorios”.

“Va aumentar la cremación y habrá menor uso de ataúdes. Ahora mismo los cementerios ya están sintiendo el rechazo de la gente a hacer entierros”.

Trabajar con la muerte le hace valorar la vida. “Tenemos que vivirla al máximo cada día y no dejar que cosas pequeñas, insignificantes, tomen posesión de uno y lo depriman” dice este hombre que asegura dormir perfectamente y sin pesadillas.

“Digo en broma que tengo un switch en mi computadora, y cuando acuesto mi cabeza en la almohada, se apaga