Redacción Negocios Now
El avance de la IA multiplica las amenazas digitales, pero también fortalece las defensas corporativas. Los servicios financieros, el retail y las telecomunicaciones encabezan la lista de los sectores más vulnerables.
La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una fuerza de doble filo para la ciberseguridad latinoamericana. Mientras su capacidad de aprendizaje automático impulsa ataques cada vez más sofisticados —capaces de imitar la voz humana o falsificar identidades digitales—, también se ha transformado en el principal aliado para detectar, mitigar y responder con rapidez ante las amenazas.
Durante el primer semestre de 2025, la región reportó más de 66 000 incidentes digitales, con un crecimiento marcado en phishing hiperrealista, deep fakes y malware adaptable. La combinación de técnicas y vectores simultáneos ha elevado el nivel de complejidad de los ataques, obligando a las empresas a repensar su estrategia de defensa y resiliencia tecnológica.
Los países más afectados comparten un patrón común: sectores altamente digitalizados y con datos sensibles. Las finanzas, el retail, las telecomunicaciones, el gobierno y la salud concentran más del 90 % de los casos reportados. En Colombia, los servicios financieros sufrieron más de 17 000 incidentes; en Ecuador, la cifra ascendió a casi 20 000, lo que refleja la creciente exposición de los sistemas críticos regionales.
La nube, nuevo campo de batalla digital
Buena parte de las intrusiones provino de entornos en la nube. Las plataformas de infraestructura y almacenamiento, base de operaciones de millones de empresas, se han vuelto blancos prioritarios para ataques de robo de datos, secuestro de credenciales y sabotaje de servicios.
En paralelo, los expertos advierten que el tiempo de ejecución de los ciberataques se ha acortado drásticamente. Uno de cada cuatro casos en la región culmina en el robo de información en menos de cinco horas. La velocidad de propagación es tal que los equipos de seguridad tradicionales resultan insuficientes para responder en tiempo real.
Frente a este panorama, la IA defensiva ha comenzado a demostrar su valor tangible. Los sistemas automatizados de detección y análisis reducen hasta en 80 % los falsos positivos y multiplican por ocho la capacidad de respuesta ante un incidente real. Las organizaciones con capacidades predictivas —capaces de anticipar patrones de ataque antes de que se materialicen— comienzan a marcar la diferencia.
Desafíos y oportunidades para la región
Pese a estos avances, América Latina enfrenta tres retos estructurales: escasez de talento especializado, baja inversión en infraestructura avanzada y ausencia de regulación ética en IA aplicada a seguridad. Sin marcos normativos sólidos, la adopción tecnológica corre el riesgo de expandir vulnerabilidades en lugar de resolverlas.
Las recomendaciones de los expertos apuntan a un equilibrio entre tecnología y gobernanza. Urge definir políticas nacionales de inteligencia artificial, fortalecer alianzas público-privadas en ciberdefensa, invertir en capacitación técnica y establecer controles más estrictos sobre el acceso a datos y la seguridad en la nube.
En un entorno digital donde cada segundo cuenta, la región tiene ante sí una disyuntiva clara: convertirse en líder en resiliencia tecnológica o seguir siendo un campo de pruebas para el crimen digital internacional.