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La Copa que se bebió el “Jogo Bonito”.

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Por Ernesto Faxas (Resumen Especial para Negocios Now) –

La euforia del triunfo, las lágrimas del fracaso, decepciones, el fiasco del pentacampeón Brasil y la luz de Colombia; el arbitraje, las desilusiones, los cantos, bailes y algarabía por doquier, y una sorpresa que tiene por nombre Costa Rica: resumir un mes de mundial podría ser más complejo que meter un gol.

La Copa del Mundo ya es historia.  Se la llevó Alemania por cuarta vez, 24 años después de besar el trofeo en el templo de fútbol mundial. Fue el mejor. El equipo más sólido, por momentos irregular, pero contundente, organizado, con disciplina, letal como siempre. Alemania.

Mucho de qué hablar. Vimos como desapareció el “Jogo Bonito” y el fútbol total. Vimos un juego práctico, pero no vimos un nuevo país campeón.

Brasil hizo llorar a fanáticos. Mal en su esencia, en su formación, en criterio, idea, liderazgo. Fue un caos y, para colmo, con la marca fatídica de la goleada ante el campeón. Eso no se borra fácil. Probablemente nunca, como la imagen de su estrella, Neymar, saliendo del campo en una camilla sin sospechar entonces que era su adiós definitivo del certamen.

España terminó un ciclo, cargado de siete años hermosos, con una generación de oro, que lo ganó todo. Se fue temprano. Fue humillada y su única estrella, fue opacada por Holanda, en su estreno defendiendo la Copa.

Costa Rica… ¡qué alegría! Qué corazón. Dulce sorpresa y tremenda hazaña. En el grupo de la muerte, terminó liquidando a dos grandes, Italia y Uruguay, y empatando con Inglaterra para salir viva hacia los octavos de finales donde cayó dignamente frente a la naranja mecánica holandesa.

México jugaste como nunca y perdiste como siempre. No aparece el quinto partido en un Mundial. Te luciste contra Brasil y en octavos.¡¡¡No fue penal!!.  El astuto  Robben hizo de las suyas y te “Robberon” el juego contra Holanda. Lo tenías, estuviste a unos minutos de llegar al altar de los finalistas y de eliminar a los tulipanes, que como siempre, navegan con la suerte de los grandes. Hasta que sucumbe con otro grande. ¡México solo te faltó  una “Vela”!

África sin penas ni glorias. Otra vez. Dos de sus representantes, Nigeria y Argelia, dejaron a su afición con el sueño. Los argelinos, quizás, se mostraron más guerreros y con más hambre de triunfo. Más equipo. Dinámico e incansable, pero sin oficio.

¡Colombia, oh, qué linda eres! Para mí, una de las piezas más delicadas de este mundial. Jugando fino, alegre, ordenado, regalando un diamante en bruto al mundo: James Rodríguez. Desde hacía mucho, no se veía tanto fútbol en un número 10: descarado, atrevido, con proverbial destreza con el balón, imaginativo, hábil para olfatear el gol y fuerte. Uruguay  no se olvidará de tu pedazo de gol, jamás. Muslera aún tiene pesadillas. Colombia, merecías más y de haber seguido, creo que hubieras corrido mejor suerte!

El  arbitraje se presenta como el gran perdedor. (para mí, el síndrome del mundial),  en una lista de calamidades: lesionados y suspendidos, equipos que empezaron bien y no dieron mucho, como Francia o Bélgica, estrellas, estrelladas, anuncios de retiro, lágrimas en las gradas, sustos, vértebras rotas y mucha agua para el calor.

Después de arrastrar a Brasil al papelazo más grande de la historia en semifinales,  de pisotearlo feo por Mineirao, los Tanques, sellaron el título de favoritos. Los Teutones, sí bailaron en casa del trompo con su letal goleada en la semifinal contra Brasil que pudo terminar 10 x 1. El 7 a 1 no tiene precedentes en esta fase de Copa del Mundo.

Con lo mejor de Messi (que no es Maradona), Argentina resolvió una buena parte de la contienda. Con el Messi apagado,  se quedó sola. En los dos últimos partidos: sólo destellos. Messi, sigue sin dar el salto a la inmortalidad,  a pesar de llevarse un inmerecido Balón de Oro.  No lo ganó. No hizo mucho para merecerlo. No fue el Messi del Barca de Guardiola. El Balón Dorado tuvo nombre y apellido: ¡¡JAMES RODRÍGUEZ!!

Messi fue tímido, callado, serio, tenso, con gol en la primera fase. Con pinceladas en el resto del torneo, algunas que decidieron, otras que simplemente, sin trascendencia. El ídolo albiceleste se perdió, aún cuando siguió haciendo lo mejor en el juego de su equipo. Di María, lesionado; el Kun lento y a máquina forzada. ¿Qué más se podía pedir?

Mascherano fue, en realidad,  el líder. Argentina exigió más de Messi, pero lo que hizo la Albiceleste, fue grandioso. Discutir un partido hasta el minuto 113 y hablarle de tú, al equipo más completo del planeta, no tiene precio. Digno juego, digno equipo. Orgullosos todos.

Porque Alemania, es siempre Alemania. Ocho finales, cuatro títulos. Un grande de los récords en mundiales. Ahora con Klose, como mandamás del mundo, en la tabla de goleadores. Hablar sobre ellos y su calidad es ser redundantes. Son los reyes del Planeta hasta el 2018.  La vida dirá qué sucederá en Rusia, en cuatro años. Y el fútbol, también.