El analista de negocios en Clarity Partner, LLC es la pieza clave que conecta empresas con los recursos tecnológicos que requieren para funcionar con mayor efectividad y fluidez.
Por Iris Amador
Joshua Medina estudió finanzas y administración, pero como suele suceder, la vida le ofreció nuevas alternativas en el camino. Tras estudiar en DePaul University en Chicago, encontró su espacio en el mundo de la tecnología cuando surgió la necesidad de encontrar soluciones técnicas en la institución para la cual laboraba.
“Me di cuenta que había un vacío en la comunicación entre los ejecutivos y el equipo que manejaba la tecnología”, dice Joshua. Tener conocimientos en ambos campos lo posicionó como el puente que se ocupa para que las operaciones se desarrollen con fluidez; y consecuentemente, para que las compañías y organizaciones alcancen sus objetivos y sus clientes estén bien servidos.
A través de sus gestiones, en su nuevo rol de analista de negocios, Joshua ha elaborado sistemas para el pago de empleados, ha renovado departamentos de recursos humanos, ha perfeccionado procesos de matrícula de alumnos en todo el distrito escolar. También ha liderado iniciativas para reducir costos de impresión en papel y proyectos para la entrega expedita de beneficios a miles de educadores jubilados.
Algunos de estos logros los obtuvo como dueño de su propia empresa, que fundó para ofrecer sus consultorías de forma independiente. Joshua la llamó “Connecting Perspectives”. No sorprende que al poco tiempo, el negocio que creó para maximizar conexiones, lo conectó directamente con “Clarity Partners”, la empresa para la cual comenzó a laborar a partir de 2021.
“Extrañaba ser parte de un equipo más grande”, explica Joshua, para quien el punto de partida para solventar un problema en su trabajo es preguntarse “¿a dónde queremos llegar?”. Al saberlo, Joshua aplica el pensamiento lógico y creatividad —sus mayores fortalezas— para alcanzar el destino deseado.
Para Joshua, quien es mitad mexicano y mitad italiano, es muy importante apoyar a organizaciones locales, ser mentor, y darles oportunidades a los jóvenes. No está muy lejos de su mente quizás, el recuerdo de su tío Manuel Medina, sin cuyo apoyo Joshua no hubiera crecido profesionalmente, ni estaría tan interesado en ayudar a la comunidad.
Sin duda por ello, no es inusual encontrar a Joshua y a la pequeña Morgan, su hija de ocho años, en el Museo Nacional de Arte Mexicano, los sábados cuando ofrecen clases de arte y manualidades en Pilsen.
Aparte de su hija, para quien procura las mejores oportunidades, su motivación principal es ayudar a las personas. “Tratarlas bien”, añade. Y es que a pesar de que Joshua se mueve en vías tecnológicas, lo que más disfruta son las conexiones cara a cara, para estrecharles la mano, viéndoles a los ojos. “Me encanta conocer gente y fomentar relaciones”, dice.
