Por Migdalis Pérez
Si de buenos ingredientes se trata, Food He.ro los tiene todos. Esta escuela de cocina, con sede en Chicago, Illinois, no sólo enseña arte culinario: también es una incubadora de productos latinos que apuesta por miembros de la comunidad interesados en triunfar en esta industria.
Javier Haro, su fundador, pone todo su empeño en ello desde 2014, fecha en la que decidió abrir su pequeña empresa. Según contó a Negocios Now, comenzó entrenando a emprendedores hispanos enfocados en servicios de comida y, cinco años después, inauguró su escuela culinaria.
«En 2019, dijo, abrimos la escuela de cocina. Fue muy bien recibida por la comunidad, porque muchos latinos que trabajan en la industria también tienen aspiraciones de abrir sus propios negocios. Muchos tomaron cursos para recibir certificaciones, y también para aprender cómo abrir una empresa. Desde entonces, estamos plantando semillas en la comunidad de La Villita».
Con programas bilingües español-inglés, Food He.ro también se convirtió en una incubadora gracias a una beca de la Ciudad de Chicago. En este sentido, Haro señaló que están dando «más servicios a las personas que están comenzando un negocio o tratando de hacer crecer el que ya tienen».
Estos emprendedores, puntualizó, «pueden asistir a nuestros talleres y hablar con nuestros consejeros. También pueden usar una cocina compartida para desarrollar recetas, hablar con chefs y aprender un poco más sobre costos, lo que se conoce como Research and Development».
La cereza del pastel viene en forma de capital. Porque esta empresa, de corte social e innovador, igualmente ayuda a los empresarios a conseguir dinero. «Tenemos relaciones con varios bancos, [entre ellos], Allies for Community Business, que ayuda a los negocios con créditos de $5,000 a $100,000; WinTrust y SelfHelp Credit Union, que están aquí, en La Villita», puntualizó.
Paralelamente, subrayó, «tratamos de encontrar becas y ayudas no sólo del Estado y la Ciudad, sino también del Gobierno y las corporaciones». Unido a ello, dijo que hay «mucho interés [por parte] de los inversionistas, porque la comunidad hispana va a ser mayoría a nivel nacional».
Y no sólo eso: «El mercado está pidiendo productos étnicos. Entonces, refirió, estamos invirtiendo en emprendedores de diferentes países de Latinoamérica que tienen un buen producto; tal vez una empanada, un tamal, una arepa, un queso artesanal o una salsa».
Desde su punto de vista, «ya hay herramientas y asesorías para aquellos que quieren seguir ese camino. Incluso, ejemplificó, en Chicago, hay un chef, que se llama Danny Espinoza, al que estamos ayudando con su producto, Santo Chorizo, un chorizo verde diferente al tradicional».
Otra arista en la que trabaja Food He.ro es la de productos de consumo envasados. «Si alguien quiere llevar un producto con una salsa o un queso artesanal a los supermercados, o a las tiendas de Whole Foods, hay que saber hacerlo. Entonces, indicó, en eso nos estamos enfocando este año».
Gracias a la beca de la Ciudad de Chicago, prosiguió, «ahorita tenemos unos seis emprendedores a los que estamos apoyando por medio de la Universidad de Purdue, de Indiana, la más grande de la nación que se enfoca en ciencia de comida y agricultura».
En su opinión, esta integración es fundamental, pues «el camino para alguien que va a empaquetar un producto no es igual al de quien va a abrir un restaurante. El equipo es diferente, el proceso es diferente. Entonces, Purdue tiene la mejor maquinaria en la industria. Y así es como también van aprendiendo».
De momento, Food He.ro ha apoyado a unos 30 emprendedores procedentes de México, Ecuador, República Dominicana y Venezuela. Y para este año, planea elevar esa cifra a un centenar. «Nosotros ayudamos a cualquier emprendedor que tenga un concepto o negocio de comida», remarcó.
Paralelamente, «como organización, tenemos programación para alguien que quiera aprender de cocina y comida saludable, y también educamos sobre nutrición con la iniciativa “Food as Medicine”. Ahorita, estamos en La Villita. También tenemos un campus en West Loop y queremos abrir otro en Pilsen».
Haro concluyó dando un avance de otra de sus metas: «Abrir la primera Food Clinic, un modelo de prevención para que la gente pueda alimentarse con buena comida, hacer sus compras de grocery y tener un nutriólogo ayudándole en el camino de la salud».