Por Migdalis Pérez
Desde muy joven, Guillermo Chávez entendió las dificultades de la vida en un nuevo país, pues llegó a Estados Unidos a los 16 años, sin documentos y sin hablar inglés. Esa experiencia, no obstante, marcó su deseo de apoyar a su gente latina, abriéndose una oportunidad en el mundo empresarial con State Farm.
“Decidí abrir este negocio porque vi una gran necesidad en nuestra comunidad de entender cómo funcionan los seguros. Mi misión fue, y sigue siendo, brindar acceso a servicios y servir de guía para proteger lo que tanto nos cuesta construir: nuestros bienes, nuestra familia y nuestro futuro”.
Con un equipo de 13 personas que comparten su visión, Chávez refuerza cada día su compromiso con los demás. “Proteger el patrimonio y asegurar el bienestar de nuestras familias es clave para lograr el sueño americano, pero muchas personas desconocen que los seguros pueden ser una herramienta para construir riqueza generacional. Por eso, subraya, elegí esta industria”.
Construido de la nada hasta abrirse paso como empresario, la historia de éxito de este originario de Guadalajara, México, es un ejemplo que a él le gustaría replicar. “Quiero que mi historia inspire a otros a creer en ellos mismos y en sus sueños”, puntualiza, al tiempo que rememora sus comienzos difíciles.
El graduado del programa Lban de la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford sostiene que su mayor reto fue aprender a manejar un negocio desde cero. “No vengo de una familia emprendedora”, relata. “No tenía a quién pedir consejo, [así que] aprendí cometiendo errores y superando desafíos”.
Hoy, convertido en un empresario exitoso, afirma que una de sus mayores satisfacciones es ofrecer mentoría a otros para que crezcan rápido. Tanto es así que, en abril próximo, lanzará Raíces Inmigrantes, un libro que coescribió con la colaboración de otros emprendedores para inspirar a jóvenes soñadores y futuros empresarios.
Gracias a su labor admirable, Chávez ha recibido distinciones como Ambassador Travel y Chairman Circle, sin embargo, para él, la confianza de su comunidad es lo más importante. Tal como enfatiza, él y su equipo han ayudado “a proteger a cientos de familias, guiándolas hacia una mejor estabilidad financiera”.
Desde luego, el empresario de raíces mexicanas también se ha trazado otros objetivos ambiciosos. “Quiero seguir sembrando conocimiento y esperanza en nuestra comunidad. Que más familias se atrevan a soñar en grande y construyan riqueza generacional”.
Para los próximos cinco años, concretamente, planea expandir su negocio con una tercer localidad y desarrollar seminarios sobre finanzas personales. También busca crear alianzas con escuelas y organizaciones sin fines de lucro para impactar a más personas en su comunidad.
Sobre la base de su experiencia como inmigrante en Estados Unidos, el emprendedor en seguros igualmente tiene un mensaje para quienes desean emprender: “Nunca dejen de creer en sus sueños, sin importar las dificultades. Si yo, que llegué a este país sin documentos, sin hablar el idioma y sin recursos, pude construir un negocio, tú también puedes hacerlo”, puntualiza.
En lo que respecta a su sector, subraya la importancia de que “evolucione hacia un enfoque más inclusivo y educativo”, sin dejar de destacar la necesidad de “que haya más oportunidades para los emprendedores latinos, quienes tienen mucho que aportar a esta industria y a sus comunidades”.
Actualmente, Chávez es esposo y padre de dos hijas, quienes son su mayor motor. “Todo lo que hago es pensando en dejarles un legado no solo económico, sino de valores, esfuerzo y perseverancia. Quiero que, cuando ya no esté, mi impacto en la comunidad y en ellas sea una inspiración para seguir trabajando duro y soñando en grande en este país que nos ha dado tantas bendiciones”.
Con esa visión clara, este empresario demuestra que no hay límites cuando el trabajo constante se combina con un firme propósito. En su opinión, “no importa de dónde vengas; siempre puedes construir un futuro mejor”.