Redacción Negocios Now
Donald Trump ha lanzado una propuesta que suena más a ciencia ficción que a estrategia factible: un “escudo dorado” de defensa nacional al estilo del Iron Dome israelí, pero a escala continental. Bautizado como Golden Dome, este ambicioso proyecto busca proteger a Estados Unidos de amenazas aéreas y espaciales, pero las críticas y los cuestionamientos no han tardado en llegar.
Un Iron Dome versión XXL
La inspiración detrás del Golden Dome proviene del sistema de defensa antimisiles de Israel, que ha demostrado ser efectivo en interceptar ataques de corto alcance. Sin embargo, trasladar ese modelo a un país del tamaño de Estados Unidos —con fronteras oceánicas, múltiples amenazas y una topografía enormemente diversa— es otra historia.
Como señala el exalmirante y analista de seguridad Mark Montgomery, “esto no es algo que se logre en un año. Llevará al menos cinco, si no más”. Aun así, Trump quiere mostrar resultados visibles antes de terminar su mandato. Es decir, apunta a tener alguna versión operativa para 2026, lo que para muchos expertos es poco más que una ilusión.
Tres versiones y un presupuesto de vértigo
El Pentágono ha elaborado tres posibles modelos del Golden Dome. La opción más modesta ronda los $10 mil millones, la intermedia está justo por debajo de los $100 mil millones, y la más ambiciosa podría costar varios cientos de miles de millones de dólares. Todo esto sin contar el mantenimiento, la integración tecnológica, ni la infraestructura satelital que requeriría.
La propuesta incluye la reutilización de sistemas ya existentes, como baterías Patriot, unidades THAAD desplegadas estratégicamente, destructores navales equipados con tecnología Aegis para vigilar las costas y aviones F-35 en tareas de patrullaje constante. Todo esto conformaría una red de defensa multicapas que, en teoría, podría responder a amenazas desde múltiples vectores.
¿Ficción tecnológica o realidad en construcción?
En el mediano plazo, se contempla ir mucho más allá: interceptores espaciales capaces de neutralizar misiles durante su fase inicial de lanzamiento y una nueva constelación de satélites para coordinar estas acciones en tiempo real. Si bien estas ideas ya se están discutiendo con contratistas del sector de defensa, su implementación requeriría avances tecnológicos aún no consolidados y una inversión sostenida a lo largo de años.
Contexto internacional
La motivación detrás del Golden Dome es clara: el temor a armas hipersónicas y ataques orbitales. China, por ejemplo, probó en 2021 un sistema que podría lanzar proyectiles desde el espacio sin previo aviso. En un contexto internacional marcado por la guerra en Ucrania, las tensiones con Corea del Norte e Irán, y el fortalecimiento de capacidades militares de potencias como Rusia, el deseo de una defensa integral adquiere relevancia.