Redacción Negocios Now
Una reciente encuesta nacional realizada por NPR/PBS News y Marist Poll revela que la mayoría de los estadounidenses consideran que el país ha ido demasiado lejos en la restricción de la libertad de expresión, un derecho protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos.
Según los datos, un 79 % de los adultos encuestados creen que se ha limitado en exceso este derecho, mientras que un 19% opina que, por el contrario, se ha expandido demasiado.
La percepción de exceso en las restricciones es particularmente fuerte entre demócratas e independientes, con un 88% y 86% respectivamente, aunque incluso entre los republicanos, el 64 % comparte esta opinión.
Estos números reflejan una preocupación generalizada sobre el equilibrio entre la libertad de expresión y la regulación de discursos considerados inapropiados o extremos.
La encuesta también exploró quién debería tener la autoridad para determinar qué tipo de discurso es inaceptable. Más de seis de cada diez estadounidenses (62 %) consideran que la Corte Suprema de Estados Unidos es la rama del gobierno más adecuada para definir estos límites, mientras que un 26 % prefiere que sea el Congreso y sólo un 11 % cree que el presidente debería tener esa función.
Este consenso se mantiene independientemente de la afiliación política: 58 % de los demócratas, 64 % de los republicanos y 65 % de los independientes apoyan la intervención del poder judicial.
Sin embargo, la mayoría de los estadounidenses está en desacuerdo con un papel preponderante del Gobierno federal en esta materia: sólo el 15 % cree que el gobierno debe tener un rol importante, frente al 44 % que considera que su papel debería ser menor y un 41 % que opina que no debería involucrarse en absoluto.
El tema de la violencia políticamente motivada también preocupa a la población. El 77 % de los encuestados considera que es un problema importante, un ligero aumento respecto al 73 % registrado en junio, y solo un 4% cree que no representa un problema.
Los estadounidenses están divididos sobre la prioridad de su preocupación: un 50 % teme más la violencia dirigida a los manifestantes, mientras que el 49 % se preocupa por la violencia hacia los funcionarios públicos, mostrando además un marcado sesgo partidista en la percepción. Por ejemplo, el 74 % de los republicanos temen más la violencia hacia funcionarios, mientras que el 70 % de los demócratas se preocupa más por los manifestantes.
Aun así, siete de cada diez ciudadanos rechazan la violencia como medio para “poner al país en el camino correcto”, con un 36 % que está en desacuerdo total y un 34 % que está en desacuerdo, mientras que solo un 30 % considera que podría ser necesaria.
El debate sobre el control de armas también refleja profundas divisiones. El 59 % de los estadounidenses considera más importante controlar la violencia armada que proteger los derechos de posesión de armas, mientras que el 40 % prioriza los derechos sobre la regulación.
Entre los demócratas, el 90 % prioriza el control de armas, frente al 73 % de republicanos que defiende los derechos de posesión. Independientes muestran un apoyo mayoritario (63 %) al control de armas.
Esta división partidista se refleja también en la postura sobre el despliegue de la Guardia Nacional en comunidades locales para reducir la criminalidad, donde una minoría significativa se opone, especialmente entre demócratas.
Otros temas abordados en la encuesta incluyen el apoyo a la vacunación de niños en edad escolar, que cuenta con un respaldo mayoritario del 82 % de los encuestados, y la opinión sobre la liberación de los archivos relacionados con Jeffrey Epstein, que el 77 % desea que se publiquen con los nombres de las víctimas protegidos.
Finalmente, la percepción general sobre el rumbo del país es pesimista: el 62 % cree que Estados Unidos se está moviendo en la dirección equivocada, un aumento significativo respecto al 54 % registrado en marzo.