Redacción Negocios Now
La nación en su conjunto está envejeciendo, pero no todos los grupos raciales y étnicos lo están haciendo al mismo ritmo, un patrón que amenaza alterar la composición de la población estadounidense en edad de trabajar durante las próximas décadas, advierte la Oficina del Censo.
En un reciente análisis de datos, la agencia federal destaca que “una población cada vez más anciana y una población en edad laboral cada vez menor tienen implicaciones para el sistema de atención de la salud, el cuidado informal, los programas de seguridad social y la economía”.
El reporte precisa que, en la década pasada, la población estadounidense en edad laboral creció sólo un 3.1 %, mientras que la cantidad de personas de 65 años o más aumentó un 34 %. Para 2022, cerca de dos tercios de la población total estaba en edad laboral, de 15 a 64 años, y el 17 % tenía más de 65 años.
Sin embargo, la proporción del envejecimiento varia según razas y etnias. Por ejemplo, mientras que en ese año sólo el 6 % de la población multirracial no hispana era de 65 años o más; el 8 %, eran hispanos; el 13 %, afrodescendientes, y el 14 %, asiáticos, los blancos representaban el porcentaje más grande con un 22 %.
En 2022, el 70 % de la población asiática estaba en edad de trabajar, seguida de la hispana y la afrodescendiente, con 67 % cada una; la blanca, con un 63 %, y la multirracial no hispana, con el 57 %, y edades entre 15 y 64 años. A partir de estos datos, la Oficina del Censo hizo una proyección hacia 2060.
En las próximas décadas, la mayoría de los grupos raciales tendrán una disminución en la proporción de personas en edad de trabajar. Incluso, debido a las estructuras de edad y niveles de inmigración, que difieren según la raza y el origen, el envejecimiento afectará a unos más que a otros.
La investigación encontró que, de acuerdo con las cifras de grupos de edad actuales, en las próximas décadas, menos del 60,% de la población blanca y alrededor del 65 % de la población multirracial no hispana estarán en edad de trabajar.
Se proyecta que la mayoría de los grupos raciales tendrán una disminución en la proporción de personas en edad de trabajar en ese periodo. Incluso, debido a las estructuras de edad y los niveles de inmigración que difieren según la raza y el origen, el envejecimiento afectará a unos grupos más que a otros.
Los flujos migratorios futuros tendrán un impacto particular en las edades de la población asiática, la cual ahora supera en número a la hispana en nuevas llegadas de inmigrantes. En el mejor de los escenarios, disminuirá su 70 % en edad de trabajar al 65 %, y aumentará de 14 % al 20 % en mayores de 65 años.
Otros grupos raciales seguirán patrones con diferencias menores. La población multirracial no hispana, que en 2018 era sólo el 2.4 % de los nacidos en el extranjero, probablemente aumentará su actual sector en edad laboral del 57 % al 63 %. Al ser los más jóvenes, los mayores de 65 años se mantendrán en el 10 %.
Se estima que además del envejecimiento, la disminución de las tasas de fertilidad contribuirán a un aumento continuo de la edad promedio de los habitantes del país, así como de la “carga económica” potencial que supone una población que envejece sobre la población en edad de trabajar.
En 2022, la población blanca tenía la tasa de dependencia de la tercera edad más alta, con 34,9. Eso significa que cada 100 personas en edad de trabajar mantenían a unas 35 personas de 65 años o más. Seguían los asiáticos, con 20,3; los afrodescendientes, con 19,3; los hispanos, con 12,3, y los multirraciales, con 11,2.
Aun cuando la población blanca tenía la tasa de dependencia de personas mayores más alta hace dos años, se proyecta que todos los grupos raciales experimentarán un aumento de esa cifra en 2060. No obstante, el grado de inmigración futura afectará a algunos más que a otros, dice el reporte de la Oficina del Censo.
La población blanca tendrá en 2060 una tasa de dependencia de 50,4, es decir, cada 100 personas en edad de trabajar sostendrán a cerca de 51 personas mayores de 65 años. Seguirán los asiáticos con 31,2; los afrodescendientes, con 35,2; los hispanos, con 27,2, y la población multirracial no hispana, con 15,6.
El análisis considera que los aumentos de la fertilidad y la inmigración combinados pueden ayudar a mitigar el impacto pronosticado, debido a que una mayor proporción de inmigrantes está en edad laboral y las tasas de fertilidad son más altas entre mujeres nacidas en el extranjero que entre nativas.