Afecta la confianza en el crédito al consumo la ola de embargos de autos

El repunte de recuperaciones entre prestatarios con bajos puntajes señala riesgos emergentes en el mercado financiero y la estabilidad de los hogares.

Redacción Negocios Now

Estados Unidos está viviendo un aumento significativo en los embargos de automóviles, especialmente entre prestatarios con bajos puntajes crediticios, lo que ha despertado preocupación entre analistas financieros y responsables de políticas públicas.

Las cifras recientes muestran que los vehículos de menor valor y aquellos adquiridos por personas con historiales crediticios más débiles están siendo recuperados a un ritmo mucho mayor que en años anteriores.

Una investigación reciente revela que el mercado de préstamos para vehículos usados y de bajo valor está registrando una tasa de morosidad y reposición de automóviles que supera la media, lo que sugiere una presión creciente en hogares con ingresos ajustados.

Esta tendencia se enmarca en un panorama más amplio en que los consumidores enfrentan tasas de interés elevadas, inflación persistente en bienes y servicios básicos, y un ingreso real estancado o en descenso.

El problema se agrava porque los automóviles suelen ser un recurso esencial para la movilidad, el empleo y la estabilidad financiera de muchas familias.

Cuando se pierde un vehículo por embargo, los efectos van más allá del crédito impago: puede provocar pérdidas de empleo, dificultad para encontrar nuevo transporte y mayor vulnerabilidad económica.

Según fuentes del sector, las personas que pierden sus automóviles tienden a recurrir a préstamos más costosos o servicios de transporte menos fiables, lo que puede trasladarse a una caída en el consumo y un aumento en la rotación de deudas.

Los prestamistas especializados en vehículos de menor valor o con alto riesgo han sido los primeros en registrar este repunte de embargos.

Los bancos y entidades financieras han empezado a notar que los contratos de financiamiento que parecían viables se están deteriorando con mayor rapidez.

El costo asociado al proceso de recuperación del automóvil, junto a la pérdida del valor del vehículo (la depreciación rápida en este segmento), complica la rentabilidad de esos préstamos.

Esta situación tiene implicaciones más amplias para la salud del sistema financiero y la economía en general. En primer lugar, puede poner en riesgo los balances de las entidades que prestan a prestatarios de mayor riesgo, obligándolas a reforzar provisiones por pérdidas o restringir nuevos préstamos.

En segundo lugar, el aumento de embargos puede indicar que los hogares están alcanzando un punto límite en la carga de la deuda frente al ingreso, lo que limita su capacidad de consumir y debilita la demanda interna.

Los expertos advierten que este fenómeno coincide con otros indicadores económicos preocupantes: la ralentización del crecimiento de los salarios reales, la subida del coste de vida, y la persistente inflación en determinados sectores.

En conjunto, estos factores podrían señalar una vulnerabilidad mayor en la economía estadounidense, que sigue dependiendo fuertemente del crédito al consumo para mantener el gasto de los hogares.

Para mitigar estos riesgos, algunos analistas recomiendan una supervisión más estricta por parte de reguladores financieros sobre los préstamos de alto riesgo, mayor educación financiera para los consumidores y la promoción de productos de crédito más flexibles y sostenibles.

También sugieren que los responsables de políticas consideren mecanismos de apoyo o de transición para los hogares que pierden su vehículo, dado el impacto social y económico que ello conlleva.