A National Award-Winning Publication

Consigue gratis una casa abandonada en Japón

Facebook
Twitter
LinkedIn

El gobierno japonés cuenta con un programa para reducir el elevado número de viviendas abandonadas en todo el país al ofrecerlas a la venta a precios muy bajos, e inclusive gratis, de acuerdo con el portal de noticias Insider.

Una investigación del sitio asegura que desde 2013 a la fecha hay aproximadamente ocho millones de casas abandonadas en todo Japón, debido a desastres naturales y al envejecimiento de la población, razones principales por las que muchas viviendas se dejaron vacías durante tantos años.

Casi la cuarta parte de ellas se abandonaron de forma indefinida, por lo que no están ni a la venta ni en alquiler. Además de ofrecerlas en forma gratuita, el gobierno también apoya con fondos para renovar esas casas que se ubican principalmente en la zona rural, aunque en época reciente surgieron muchas en suburbios y ciudades.

Se espera que la cifra aumente en las próximas décadas, cuando las muertes superen los nacimientos en una sociedad de adultos mayores (más de 1 de cada 4 personas tienen 65 años o más). “El Instituto de Investigación Nomura proyecta que la cantidad de casas abandonadas crecerá a 21.7 millones para 2033, casi un tercio de todas las viviendas en el país”, publica el sitio.

La oferta debería ser atractiva para la gente de las ciudades que acostumbra vivir en espacios pequeños, estima. En Tokio, por ejemplo, el 70 por ciento de la gente vive en apartamentos y una de cada 10 casas están vacías, una proporción más alta que en ciudades como Londres, Nueva York y París.

No obstante, el número de ventas es muy pequeño. Los compradores japoneses generalmente prefieren lo nuevo sobre lo antiguo, y la proporción de hogares usados que circulan en el mercado de la vivienda sigue siendo inferior al 15 por ciento.

Estas casas abandonadas son realmente activos tóxicos, costosas de mantener o derribar. Detrás de muchas de ellas hay impedimentos para su venta, como ciertas regulaciones que impiden su reconstrucción, estar escondidas en callejones estrechos, o estigmatizadas por historias de suicidios, asesinatos, y muertes solitarias de personas mayores que terminaron sus vidas en aislamiento.

El gobierno y los municipios también promueven subsidios para los propietarios que deseen desmantelar las casas en ruinas, pero derribar viviendas es costoso y existe un impuesto contra los lotes vacíos.

La despoblación ha hecho que las comunidades se fragmenten y los precios de las propiedades caigan en picada. Muchas casas en áreas rurales no tienen valor alguno, son una carga para los propietarios y algunos incluso están dispuestos a pagar para deshacerse de ellas.

Insider destaca que existe una superstición acerca de las casas antiguas o donde alguna persona murió de forma violenta o antinatural, lo que se considera de mala suerte. Además, un estudio del gobierno de 2015 indica que casi un tercio de los dueños de viviendas abandonadas mantienen la intención de conservarlas así por ser una herencia, con una fuerte resistencia para disponer de hogares llenos de recuerdos de sus padres.