China endurece control sobre tierras raras y desafía a EE. UU.

Este movimiento de Pekín no solo busca responder a las sanciones estadounidenses, sino también consolidar su liderazgo en sectores estratégicos.

Redacción Negocios Now

China ha dado un nuevo paso en su estrategia para reforzar su poder en las cadenas globales de suministro al anunciar un conjunto de restricciones a la exportación de minerales de tierras raras, materiales esenciales para la producción de semiconductores, vehículos eléctricos, misiles y otros componentes tecnológicos estratégicos.

Las nuevas normas, que entrarán en vigor antes de fin de año, obligarán a las empresas extranjeras a obtener licencias especiales del Gobierno chino incluso para comercializar productos fabricados con esos minerales fuera del país.

La medida ha generado preocupación entre gobiernos y corporaciones occidentales, que ven en esta decisión una respuesta directa a los controles tecnológicos impuestos por Estados Unidos en los últimos años.

Analistas aseguran que Pekín está utilizando las mismas herramientas de poder económico que antes criticaba, pero con una capacidad de presión potencialmente mayor, dado su dominio sobre el mercado mundial de tierras raras, del cual controla más del 70 % de la producción global.

“El Gobierno estadounidense enfrenta ahora a un adversario que puede amenazar sectores fundamentales de su economía”, advirtió Henry Farrell, politólogo de la Escuela Johns Hopkins de Estudios Internacionales Avanzados, según un reporte de The New York Times. “China ha aprendido de las tácticas estadounidenses y está aplicándolas con una eficacia que podría superar a la de Washington”, agregó.

Las tierras raras —una familia de 17 elementos químicos esenciales para la tecnología moderna— se han convertido en un punto neurálgico en la disputa entre las dos mayores economías del mundo. Con esta nueva normativa, Pekín busca fortalecer su posición negociadora en medio de las crecientes tensiones comerciales con Washington.

La Casa Blanca, encabezada por el presidente Donald Trump, reaccionó con dureza. El mandatario amenazó con imponer un nuevo arancel del 100 % a las importaciones chinas a partir del primero de noviembre si el Gobierno de Xi Jinping no revierte las restricciones. Además, Trump insinuó la posibilidad de cancelar una reunión bilateral programada para las próximas semanas.

El anuncio chino provocó una caída inmediata en los mercados financieros globales y encendió las alarmas entre las empresas tecnológicas estadounidenses, especialmente las del sector automotriz y de semiconductores, altamente dependientes de los suministros procedentes de China.

La actual escalada recuerda al enfrentamiento de 2020, cuando Washington utilizó la llamada “norma del producto extranjero directo” para bloquear las exportaciones tecnológicas hacia Huawei, alegando razones de seguridad nacional. Esa política se extendió luego a decenas de empresas chinas y marcó el inicio de una guerra tecnológica que ahora parece entrar en una nueva fase.

Según expertos, este movimiento de Pekín no solo busca responder a las sanciones estadounidenses, sino también consolidar su liderazgo en sectores estratégicos que serán clave para la economía global en las próximas décadas. “El control sobre los minerales críticos es la nueva arma geopolítica”, señalan analistas.

Por ahora, ambos países parecen firmes en sus posturas. Mientras Trump asegura que “todo estará bien”, el mundo observa con cautela cómo la batalla por las tierras raras podría redefinir la competencia tecnológica y económica entre China y Estados Unidos.