Redacción Negocios Now
En uno de los últimos actos de su mandato, el presidente Joe Biden conmutó las condenas de 37 de los 40 presos federales en el corredor de la muerte, convirtiéndolas en cadenas perpetuas sin posibilidad de libertad condicional. Esta decisión, que no puede ser revertida por su sucesor, Donald Trump, refuerza la postura de Biden contra la pena de muerte, una práctica que considera incompatible con los valores fundamentales de justicia y humanidad.
“Guiado por mi conciencia y mi experiencia (…) estoy más convencido que nunca de que debemos poner fin al uso de la pena de muerte a nivel federal”, expresó Biden en un comunicado tras anunciar la medida. “No se equivoquen: condeno a estos asesinos, me duelen las víctimas de sus actos despreciables y me duelen todas las familias que han sufrido pérdidas inimaginables e irreparables. No obstante, en conciencia, no puedo quedarme de brazos cruzados y dejar que una nueva administración reanude las ejecuciones que yo detuve”.
Postura histórica en contexto polémico
Desde que asumió el cargo en enero de 2021, Biden dejó en suspenso las ejecuciones federales, una postura que marcó un giro en comparación con su predecesor, Donald Trump. Durante su primer mandato, Trump reinició las ejecuciones federales tras casi 20 años de pausa, llevando a cabo un total de 13 en los últimos seis meses de su administración.
Con esta decisión, Biden busca frustrar los planes de Trump, quien asumirá nuevamente la presidencia el 20 de enero, de reanudar un ritmo rápido de ejecuciones. La medida afecta a individuos condenados por crímenes graves, como homicidios de policías, militares, guardias penitenciarios y civiles en territorio federal.
Sin embargo, tres presos permanecen bajo pena de muerte: Dylann Roof, autor de los asesinatos racistas de nueve feligreses en Charleston; Dzhokhar Tsarnaev, responsable del atentado del Maratón de Boston, y Robert Bowers, quien perpetró el ataque antisemita más mortífero en la historia de Estados Unidos en la sinagoga Tree of Life.
Legado de clemencia
En las semanas previas a esta decisión, Biden enfrentó presiones significativas de legisladores demócratas, líderes religiosos, incluido el papa Francisco, y grupos opositores a la pena capital. Además de las conmutaciones de pena, Biden también indultó a 39 personas condenadas por delitos no violentos y concedió clemencia total e incondicional a su hijo Hunter, a pesar de haber negado repetidamente que lo haría.
Esta acción final consolida la postura de Biden como un defensor de la reforma del sistema penal y como un líder comprometido con decisiones guiadas por principios éticos. Su mensaje es claro: incluso frente a los crímenes más atroces, la justicia puede buscarse sin recurrir a la pena de muerte.