Redacción Negocios Now
Los precios de los alimentos aumentaron en los últimos años a la par de la morosidad en las tarjetas de crédito. Desde 2020, los comestibles elevaron sus costos en 24% y las deudas en las tarjetas de crédito 39.8% en promedio, según un análisis de Urban Institute (UI).
El informe asegura que el aumento de los costos en los comestibles está afectando los presupuestos familiares y provocando que los hogares reduzcan la cantidad de alimentos que compran, opten por alternativas más económicas, usan sus ahorros y se endeuden con las tarjetas de crédito.
Desde 2020, el costo de la vida ha aumentado un 21%, concentrándose los mayores aumentos de precios en el transporte, la alimentación y la vivienda. El costo de los alimentos aumentó ligeramente más que los precios generales durante este período.
El reporte prevé un aumento adicional de los precios de los comestibles del 3% en 2025, que puede ser mayor en el aumento de la morosidad del pago con crédito. Estos incrementos afectan desproporcionadamente a los consumidores de bajos ingresos, que gastan casi un tercio de su salario en alimentos.
Aun cuando el aumento en los precios de los alimentos no es el único factor que explica el incremento de la morosidad en las tarjetas de crédito, los datos indican una creciente dificultad financiera entre las familias estadounidenses, advierte el análisis de UI.
En 2023, refiere, la Encuesta de Bienestar y Necesidades Básicas del Urban Institute reveló que 1 de cada 4 adultos pagó comestibles con tarjeta de crédito y se endeudó, ya sea por no realizar el pago mínimo o por mantener un saldo pendiente.
“Los consumidores con pagos atrasados de tarjetas de crédito probablemente acumulan intereses sobre las compras, que pueden acumularse con el tiempo y causar dificultades si la carga de la deuda supera lo que pueden pagar fácilmente”, dice.
Con tasas de interés de tarjetas de crédito superiores al 28%, el riesgo de dificultades financieras es aún mayor. Si las personas siguen en mora, su puntaje crediticio bajará, lo que podría limitar su capacidad para acceder al crédito, conseguir una vivienda o encontrar empleo.
“El impago de una tarjeta de crédito durante más de 30 días puede reducir la puntuación crediticia hasta en 100 puntos, y una puntuación baja impide que las familias obtengan préstamos y generen patrimonio”, precisa. “La morosidad también perjudica la salud física y mental de las familias”.
A medida que la inflación de los precios de alimentos comenzó a aumentar a finales de 2021, la morosidad en tarjetas de crédito aumentó a nivel nacional. Para agosto de 2024, se estima que 8.4 millones de estadounidenses, uno de cada 20 consumidores con tarjeta de crédito, tenían al menos 60 días de atraso en sus pagos.
Datos de la Reserva Federal de Nueva York indican que los saldos pendientes entre quienes tenían más de 90 días de atraso totalizaron $1.21 billones en el último trimestre de 2024. Muchas de estas moras probablemente se deban a consumidores con crédito al límite.
“Cuando los consumidores enfrentan presiones financieras, tienden a priorizar el pago de otras deudas antes que las tarjetas de crédito”, explica. Además, los gastos de manutención, incluido el aumento en el costo de los alimentos, pueden hacer que los consumidores recurran al crédito con mayor frecuencia.
En general, la morosidad en las tarjetas de crédito aumentó en todos los estados y en el 85 % de los condados entre febrero de 2022 y agosto de 2024. Sin embargo, algunas áreas experimentaron desafíos más profundos, como en Louisiana, Mississippi y Georgia.
En ese periodo, en nueve condados de cinco estados, las tasas de morosidad triplicaron el promedio nacional, 15 de los 20 condados con las tasas de morosidad más altas se encontraban en zonas rurales, las tasas de morosidad aumentaron a más del 7 % en varios condados del oeste y particularmente del sur.
Actualmente, California cuenta con la mayor cifra de consumidores atrasados en el pago de sus facturas de tarjetas de crédito, con 913,070, seguido de Texas con 804,175, Nueva York 526,584, Florida 714,730 y Georgia 362,523.
Depender del crédito para los gastos básicos puede agravar la inestabilidad financiera a largo plazo. Las deudas acumuladas pueden ser difíciles de pagar y, si no se pagan a tiempo, pueden socavar la solvencia a largo plazo de las personas, advierte el reporte de UI.
“En este momento, las familias tienen dificultades para cumplir con sus obligaciones financieras. Cualquier cambio de política que provoque aumentos de precios, inestabilidad laboral y otras crisis financieras inesperadas en los próximos meses podría llevar a más familias a la ruina”, precisan los investigadores.