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Alguién más escucha lo que hablas con tu asistente de voz

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Si has desarrollado tanta confianza en tu asistente de voz que le consultas y platicas cosas muy personales, debes saber que alguien más se entera de tus conversaciones con Siri, Alexa o Google Assistant, de acuerdo con una investigación de Bloomberg.
El informe revela que todo lo que hablas cerca de tu asistente funcionando no solo se capta por los dispositivos, ya que existen “miles de personas en todo el mundo que trabajan escuchando, analizando y anotando esas grabaciones para entrenar al sistema de reconocimiento de voz y lograr que se comporte mejor”.
Es decir, el funcionamiento de los asistentes que comercializan las compañías de tecnología, Apple, Amazon, y Google, no solo se basa en la Inteligencia Artificial y algoritmos. Sus empleados participan de forma activa en este proceso, donde el acceso es a través del hardware, software e Internet, y los comandos se envían a una base de datos de la empresa propietaria.
La investigación de la agencia informativa Bloomberg se centra en la empresa Amazon, la cual utiliza la intervención humana para ayudar a mejorar el asistente digital Alexa que alimenta su línea de parlantes Echo.
El equipo escucha las grabaciones de voz capturadas en los hogares y oficinas, que se transcriben y luego se devuelven al software como parte de un esfuerzo por eliminar las brechas en la comprensión de Alexa del lenguaje humano y ayudarlo a responder mejor a los comandos.
Amazon señala en su publicidad que Alexa “vive en la nube y siempre se está volviendo más inteligente”,  sin embargo, al igual que muchas herramientas de software creadas para aprender de la experiencia, los humanos están detrás de esa enseñanza.
El análisis detalla que los empleados de Amazon trabajan nueve horas al día y cada uno revisa hasta 1,000 clips de audio por turno. De vez en cuando los oyentes recogen cosas que los propietarios del dispositivo probablemente preferirían que permaneciera en privado, como una mujer que canta mal en la ducha, o un niño que grita por ayuda.
A veces escuchan a los usuarios discutir detalles privados, como nombres o datos bancarios. En tales casos, marcan un cuadro de diálogo que indica “datos críticos” y pasan al siguiente archivo de audio. También encuentran grabaciones molestas, o probablemente criminales, pero tienen claro que no es tarea de la empresa intervenir en esos casos.
El objetivo es mejorar la experiencia del usuario, identificando en qué aspectos se puede ayudar al aprendizaje de las máquinas, por lo que esta información ayuda a capacitar a los sistemas de reconocimiento de voz y comprensión del lenguaje natural, para que Alexa, Siri o Google Asistant puedan comprender mejor las solicitudes y garantizar que el servicio funcione bien para todos.
La identidad del usuario del asistente de voz está protegida, y tienen la opción, en el caso de Alexa de Amazon, de desactivar el uso de sus grabaciones de voz para el desarrollo de nuevas funciones. Escuchar los comandos es por ahora la única forma que existe para mejorar las capacidades de los asistentes inteligentes.
En 2014, cuando salió a la venta el dispositivo Echo, el altavoz inteligente cilíndrico de Amazon popularizó rápidamente el uso de software de voz en el hogar. En poco tiempo, Alphabet Inc. lanzó su propia versión, llamada Google Home, seguida por HomePod de Apple Inc. Varias compañías también venden sus propios dispositivos en China.
El año pasado los consumidores compraron 78 millones de altavoces inteligentes, y millones más usan software de voz para interactuar con asistentes digitales en sus teléfonos inteligentes.