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Al pan, pan y al Sixto, Sixto

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Franklin Park.-

El creador de las panaderias Arecely’s, y recientemente acreedor del Premio Buen Vecino por su proverbial generosidad,  comparte las delicias de su exito.

 Por Víctor R. Pérez  

ugliLa insolita historia empresarial que ha llevado a la existencia de cinco panaderias Aracely’s comenzo en abril de 1984, cuando Sixto Rincon abrio el primer establecimiento en el sur de Chicago, en West Lawn en 68th St. y Western Ave bajo el nombre de Aracelys.

Seis años después, abrió su segunda panadería en Franklin Park, y le puso el mismo nombre, Aracely’s

“Le puse ese nombre a mi primera panadería porque cuando la abrí solo tenía una hija: Aracely”, recuerda don Sixto. “Mi hija es una de las cosas más marivillosas que Dios me ha dado”.

“Así que pensé: si tengo más hijos espero que no se encelen por eso; y también pensé:  cuando Aracely se case, espero que su esposo no vaya a pensar: ‘Me voy a llevar a la hija y de paso la panadería’”, dice en tono jocoso

En 1992, don Sixto cerró la panadería de West Lawn.  “Los tiempos cambiaron. Y el barrio cambió de demografía. y las ventas ya no fueron las mismas”, agrega.   Un ano despues vio la oportunidad en Cicero y abrio alli otra panaderia bajo el mismo nombre.

Hoy  Sixto no solo está al frente de sus dos panaderías,  sino también ayuda a “correr” otras tres: la de su hija Aracely, en La Grande, y las de sus hermanos Felipe Rincon, en Villa Park , e Irasema Pérez, en Melrose Park.

“Todos nos ayudamos. Si hace falta un panadero en la panadería de uno de mis hermanos, le envío uno”, dijo.

Las cinco panaderías somos Aracely’s”. Comparten nombre y espacios publicitarios porque “somos como una corporación”, explica Rincón. En total, las  panaderías Aracely’s cuentan con cerca de 50 empleados.

No obstante el éxito económico de sus panadería, Rincon asegura que la educación es la mejor herencia que puede dejarles a sus hijos.

“A mis hijos yo les enseñé a ser independientes, a valorar el trabajo. Aquí todos trabajamos”, dice Rincón. “Ahora sólo le pido a Dios que salgan adelante”.

“También les enseñé desde pequeños a respetar a los demás, a ser humildes, y sobre todo a nunca olvidarse de sus raíces”, subraya.“Y no hay que olvidarse de ayudar a nuestra comunidad”.

El filantropico

Que la Cámara Baja de Illinois a través de la representante estatal, haya entregado recientemente a la panadería Aracely’s de Franklin Park el premio mensual Buen Vecino no responde a una casualidad.

Rincón, propietario  recibió esta distinción en reconocimiento a sus “generosas donaciones a ancianos, estudiantes universitarios y organizaciones sin fines de lucro en necesidad” en dicho distrito que incluye Franklin Park y Melrose Park, lee el certificado firmado por Michael Madigan, presidente de la Cámara de Baja.

Las panaderías Aracely’s de Rincón son líderes en el ramo gracias a su concha blanca, la cual se ha convertido en la pieza de pan dulce más codiciada por los paladares de Franklin Park y Cicero.

“Diosito nos mandó a todos  a este mundo con un misión; y la nuestra es servir”, dice Rincón, de 52 años, sobre el reconocimiento. El premio, a propuesta de la representante estatal Kathleen Willis(D-77). “Me siento afortunado de servir a la comunidad al poder regresar algo de mi trabajo”.

¿Pero cuál ha sido la clave del éxito de este hombre de padres mexicanos en Chicago y criado en el barrio Back of the Yards?

“Es la calidad del pan mexicano y de nuestra repostería”, asegura.. “La calidad hace que la gente nos prefiera a nosotros que a otras”, senalo.

La innovación también ha sido clave en la fórmula del éxito. Desde 2009, Aracely’s empezó a vender tortas (sándwiches a la mexicana).

“La gente nos ha respondido muy bien, sobre todo con la torta de jamón y queso de puerco. Nuestros clientes la piden mucho”, dice don Sixto. “Las panaderías ahora son com un ‘Subway mexicano’”.

Aracely’s se anotó otro triunfo al ganar el primer lugar en el concurso de tamales en la Feria del Tamal en Pilsen en 2011 y 2012.

Imposible sin Maria Guadalupe

Pero Rincón reconoce que este éxito empresarial  hubiera sido imposible sin su esposa María Guadalupe, originaria de Aguascalientes, México, y con quien está casado desde 1981.

“Sin ella  yo no sería nada”, dice don Sixto. “Ella ha sido una gran compañera en casa y en la panadería. Me ha ayudado en todo: lo mismo como cajera, contadora que atendiendo a los clientes”.

Los Rincón procrearon tres hijos: Aracely, de 30 años, quien se tituló de contadura de DePaul University;  Jacqueline, de 25, enfermera registrada y quien estudia un posgrado; y Ricardo, de 23 años, recién graduado de arquitecto de la Universidad de Illinois en Chicago.

“Me considero afortunado de haberles dado una educación a todos ellos gracias al negocio de la panadería”, apunto Ricon

A través de organizaciones sin ánimos de lucro como Club de Leones Azteca y la Fundación Necahual, Sixto ayuda a organizar bailes y rifas para recaudar fondos para las personas que necesitan anteojos y también para becas para estudiantes latinos.

“Yo entiendo a los padres porque a mí me costo mucho esfuerzo y dinero pagarles la educación a mis hijos. Pero fue un esfuerzo que valió la pena”, dice.

“A los padres, yo les digo: Ayuden a sus hijos con todo lo que tienen a su disposición. La educación es la única forma para que nuestra comunidad pueda superarse”, agrega.