Redacción Negocios Now
El presidente Donald Trump y su Administración han afirmado que sus políticas económicas podrían causar dificultades a corto plazo, pero que vale la pena porque traerán grandes beneficios en el futuro. Sin embargo, numerosos economistas expresan dudas sobre la viabilidad de estas estrategias y advierten sobre sus posibles consecuencias, tal como indica un reporte de Forbes.
A diferencia de otros presidentes, que suelen evitar la palabra “recesión” a toda costa, Trump y sus asesores han adoptado una postura distinta. Es decir, han reconocido que la economía podría atravesar un periodo difícil, pero sostienen que esto es parte de una transición necesaria.
Howard Lutnick, secretario de Comercio, argumentó que las políticas de Trump “valen la pena”, incluso, si generan una recesión. Scott Bessent, secretario del Tesoro, mencionó que la economía estadounidense necesita una “desintoxicación” de su dependencia del gasto público. Trump, entretanto, ha hablado de un “periodo de transición” en el que su Administración busca reducir las importaciones, recuperar empleos en la manufactura y “reindustrializar” el país.
“La idea del dolor a corto plazo para obtener beneficios a largo plazo no es descabellada”, comentó Greg Mankiw, economista de Harvard y expresidente del Consejo de Asesores Económicos de George W. Bush. “Sin embargo, en el caso de Trump, parece más bien un dolor a corto plazo seguido de un dolor a largo plazo”.
Impacto de los aranceles y la inflación
De acuerdo con la misma fuente, uno de los principales puntos de controversia es el impacto de los aranceles en la economía. La Administración Trump ha defendido los impuestos a las importaciones como una herramienta clave para fortalecer la producción nacional. “El sueño americano no depende de las chucherías baratas de China”, declaró Bessent en una reciente entrevista.
Sin embargo, numerosos economistas advierten que estos aranceles encarecen no solo los productos de consumo, sino también los insumos industriales utilizados por los fabricantes estadounidenses, lo que puede afectar la competitividad de la economía nacional.
“Si el objetivo es la reindustrialización, los aranceles en realidad hacen que sea más difícil fabricar en Estados Unidos”, señaló Kimberly Clausing, profesora de la Universidad de California en Los Ángeles y exfuncionaria del Departamento del Tesoro. “Cuando los costos de los insumos suben, la producción nacional se encarece y pierde competitividad”.
Además, la incertidumbre sobre las políticas económicas de Trump ha provocado una caída en la confianza de los consumidores y las empresas, así como una disminución en los mercados bursátiles. “Es el tipo de lenguaje que se usa cuando una política no está funcionando y se puede ver cómo afecta negativamente a la gente”, dijo Sean Vanatta, historiador financiero de la Universidad de Glasgow.
Debate sobre el libre comercio
Si bien en las últimas décadas los economistas han defendido en su mayoría el libre comercio, en los últimos años ha surgido un debate sobre sus efectos. Estudios como los de David Autor, economista del MIT, han demostrado que la afluencia de productos baratos desde China desde el año 2000 destruyó rápidamente empleos en la manufactura estadounidense, dejando a muchas comunidades en una situación precaria, en lo que se conoce como el “choque chino”.
No obstante, aunque algunos economistas reconocen los problemas del libre comercio, pocos creen que la estrategia de Trump sea la solución adecuada. “Las políticas de Trump parecen más un intento de intervención improvisada que un plan económico sólido”, opinó Jason Furman, profesor de Harvard y expresidente del Consejo de Asesores Económicos de Barack Obama.
En última instancia, la pregunta sigue en el aire: ¿realmente la economía estadounidense se beneficiará a largo plazo de estas políticas o los costos de la recesión superarán cualquier posible ganancia?