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“María” ahonda la crisis de Puerto Rico

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Pocos se atreven a vaticinar cuánto tardará Puerto Rico para recuperarse del demoledor impacto del huracán María que ha destruido su infraestructura, miles de inmuebles y, lo peor,  vidas humanas.

 

Agencias y NN

Basta un vistazo a las imágenes para entender el  devastador golpe del huracán Marie a la Isla del Encanto que al cierre de esta edición estaba al borde de una crisis humanitaria ante la falta de avituallamientos.  Si bien fluye la ayuda de efectivos del Ejército estadounidenses y miles de personas en todo el país, el panorama es desolador.  Puerto Rico sufre para levantarse de lo que se considera el peor desastre natural en 100 años y que al menos ha dejado 16 muertos.

Ante el insólito escenario, el Departamento de Defensa de EEUU ha enviado a personal para establecer en Puerto Rico un centro de mando para colaborar con la reconstrucción de la isla tras el paso del huracán María, el más poderoso que ha castigado la isla en casi un siglo.

El Ejército de EEUU ha enviado ocho helicópteros de élite para transportar heridos a Puerto Rico así como 70 elementos de la división aérea 101 del Ejército a la isla  donde se calcula que 3.4 millones de personas está sin electricidad. Es la primera vez que dicha unidad de 75 años de antigüedad ha sido enviada para ayudar en labores humanitarias  tras el paso de un huracán, reportó la cadena CBS.

Jenniffer González, representante sin derecho a voto de Puerto Rico ante el Congreso de EEUU, dijo en un comunicado que el brigadier general Richard Kim estaría al frente del centro de operaciones, a medida que llegan más aeronaves y barcos militares y la operación se convierte en una de corto a largo plazo.

 

El buque hospital USNS Comfort, que proporciona entre otros servicios médicos cirugías de la Marina de Guerra, llegaría en los próximos días a Puerto Rico, subrayó.

 

Daños por 30 mil millones de dólares

 

 

El huracán María habría dejado en Puerto Rico daños por un total de 30,000 millones de dólares: 20,000 millones de dólares en daños físicos con y sin seguro, y 10,000 millones en pérdida de productividad económica, señaló a CNN Chuck Watson, analista de Enki Research, firma que evalúa daños ocasionados por desastres naturales, reportó CNN.

 

Dichas pérdidas tendrían un efecto negativo en la economía de la isla, según Watson, pues equivalen al 30 % del producto interno bruto de la isla cuya economía está valuada en 103,000 millones de dólares.

 

La situación económica en la isla empeorará a medida que se prolongue la falta de servicio eléctrico, dijo señaló el experto.

 

“Si se demoran en poner a funcionar el tendido eléctrico, el impacto económico será mayor que el impacto físico”, dijo a CNN Watson, cuyo modelo calcula que Puerto Rico tardará tres meses para restaurar el 90 % del servicio eléctrico en toda la isla.

 

Ante la falta de luz, los puertorriqueños se han visto obligados a recuperar usos de muchas décadas atrás.

 

La bicicleta, el transistor, las velas, linternas o, incluso, los mensajeros a pie que conectan pueblo con pueblo son figuras de un pasado que muy a su pesar han tenido que recuperar los puertorriqueños, que luchan día a día por sobrevivir en un territorio caribeño ahora hostil y en el que poco queda de las comodidades habituales, reportó EFE.

 

La isla, salvo unos pocos hospitales, permanece a oscuras, con lo que, a excepción de los privilegiados que cuentan con plantas generadoras alimentadas por diesel, recurren a las velas desde finales de la tarde.

 

Un recorrido por los comercios de la popular calle Loíza de San Juan deja ver estos días a vecinos en busca de velas, con las que alumbran sus hogares muchos puertorriqueños, algunos de los cuales cuentan ya con agua, lo que alivia mucho una situación incómoda que según pasan los días no parece que vaya a volver a la normalidad en el corto plazo.

 

Otros recurren a potentes linternas para alumbrar, un bien que escasea en los supermercados y tiendas que han abierto sus puertas.

 

Y cuando cae la noche, sin televisión, internet ni la posibilidad de tomar en algún bar, por el toque de queda y la ley seca impuestos de forma indefinida, hay que volver a agarrarse al transistor de toda la vida, la única alternativa de entretenimientos en estos días que hacen historia en Puerto Rico.

 

Tampoco la oferta radial es amplia debido a los problemas de comunicación, pero se trata de un recurso al que se opta para matar las horas que quedan antes de irse a la cama.

 

La precariedad de las comunicaciones telefónicas ha dejado pocas emisoras en el aire, pero es una de la escasas maneras de entretenimiento y de información, ya que los ciudadanos han aprovechado las ondas radiales para enviar mensajes a sus familiares en los que dan a conocer cómo se encuentran y el estado de la situación.

 

También los medios de transporte han cambiado y la falta de combustible obliga a recurrir a la bicicleta, hasta estos días un medio muy poco habitual en un clima como el caribeño tan húmedo y lluvioso que no hace sencillo moverse en ese medio.

 

Las calles de San Juan y otras ciudades se ven estos días pobladas por ciclistas hasta ahora poco habituales, pero que no tienen más remedio que optar por esta alternativa dadas unas filas para repostar combustible que son de kilómetros y que solo se permite, además, repostar un máximo de 20 dólares.

 

El valerse de los propios pies ha sido también una realidad a la que se tuvo que recurrir en los primeros momentos que siguieron al huracán, cuando la caída de árboles masiva y el colapso del sistema telefónico provocó que se recuperara, entre pueblos, la figura del mensajero, en esos momentos la única alternativa para saber qué estaba pasando en los vecindarios colindantes.

 

Los puertorriqueños se toman con resignación esta vuelta al pasado y a usos que estaban desterrados hace ya décadas, pero las autoridades han advertido que la situación tardará en volver a la normalidad, semanas, quizá meses.

 

Por eso, la bicicleta, las velas o el transistor permanecen todavía como elementos cotidianos que la mayoría desean vuelvan lo antes posible a ser parte de un pasado al que no pensaban que volverían de una forma tan abrupta.